Día 11, December. «Dejaré de escribirte»

Dejaré de escribirte y tú: dejarás de ansiar mi verbo. Te caerás del basto insomnio, del mundo al otro lado del océano y sólo serás tu propio territorio con amor de trincheras. Ya nadie te tejerá una espera. Nadie te escribirá una piel para poemas; una historia sin historia o un final de decadencia. Una ausencia o su falta de nobleza. Nadie. Ya nadie te escribirá. Yo, dejaré de fragmentarte y tú: dejarás de ser mi duelo. Dejarás de andar día tras día en mi recuerdo, multiplicando por dos mi verdadera edad. Dejarás tu andar de cauce en mis memorias. Dejarás de ser mis sombras, dejarás mi persistencia. Pero sobre todo: dejarás de contemplarme resumida en esta jaula de palabras.

Dejarás de ser el grito de esta soledad. Dejarás de estar en mi afligida, o en los días de la lluvia y la furia por instinto o salvación. Dejarás de oír mi voz,  dejarás de ser el antes y el después de la «mujer de aire». Ya nunca serás el fraude, ni el hombre del disfraz y las cortinas de humo. Dejarás de ser mi calma rota, mi confianza rasgada y mi caída hacia el vértigo desde lo alto del Everest cada vez que me intente en otra piel y fracase simplemente porque yo; seguía y seguía escribiéndote y tú: mordiéndome los poros.

Dejarás de tener gloria, dejarás de tener nombre. Serás un hombre sin nombre ni opacidades y dejarás de sentirte cansado al despertar o de imaginarte «observado» cada vez que vuelvas a intentar: mentir o herir a otra de nieve. Dejarás de ser el cierre con sal en la vivencia feroz de nuestras almas. Dejaremos todo Karma, ya nada nos deberemos.

Porque yo dejaré de cargarnos a cuestas sobre los hombros. De decir cada estación ¡¡¡Hoponoponooooo!!!.  Y cederé en cada gesto; dejaré de escribir tus desperfectos y tú  al fin podrás dejar por siempre: mi corazón de Diciembres.