Duende del Sur

Recuerdo las tardes de bohemia, los duendes bailando entre las cejas, los guiños compartidos, los roces, las presencias.
¡La humanidad en cada detalle!
Dibujos de manos junto a flores y flores junto a estrellas. Lanzar una cometa al aire y ¡volar detrás de ella!
Ser niña, ser viento, ser espuma del mar.
Crecer, crecer y soñar. Correr por una playa, saltar sobre la prisa de las olas, ser ola y un pedazo de aquel mar.
Recuerdo los ojos guardianes de mi infancia, los ojos azul lienzo de mi abuela. Su voz de agua de luna, sus manos, sus lunares, su olor a rosas en el pecho, dejando su fragancia flotando siempre en el aire. Su abrazo franco y tierno, como los astros, fundiéndose en mi pecho como una tempestad de soles reencontrados.

Recuerdo la casa de mi abuela, blanca lunita recién encalada. Las tardes en el patio, las flores del almendro, los olivares, desnudos de tiempo y de avatares.
El eco del silencio en las horas de la siesta.
Las gotas de la lluvia cuando caía la «lluvia milagro» en Andalucía y los surcos del camino agradecidos.
El Sol perpetuo, ahora fuego, ahora gloria, ahora lienzo en el recuerdo de mis tardes caramelo. Las flores, los balcones, las celosías. El olor a los jazmines prendidos en la calma más desnuda y alma de aire de las noches del sur.
Las mozas con sus flores en el pelo y el corazón en un brinco, en un desvelo…
Ayyy ¡Qué mi novio viene a verme madre abuela!

Recuerdo la belleza de las horas, aquel duende del sur de Córdoba y Granada, huella de la memoria que construyó mi infancia.

EL MAR Y VOLAR

«El Mar y Volar»

Pequeños cuentos para entender la vida

A mi abuela María
y a todos los que saben soñar que vuelan…
Aquel día David estaba muy triste. Tenía la cara empapada y los ojos enrojecidos de tanto llorar por la abuela. 
Yo solo tenía nueve años, pero no lloré demasiado porque ella me había pedido que no lo hiciese. 
— ¡Vamos a jugar a volar!— le propuse a mi hermano.
— ¡No! ¡Yo quiero jugar a pistoleros!
— Pero...¡Yo prefiero volar como la abuela!
— ¿Y si me caigo?
— No vas a caerte. En realidad solo jugaremos a eso y será como si volásemos de verdad. 
— ¡Pero yo no tengo alas y sé que me caeré!
— ¡Sí que tienes!—le aseguré—. Lo que pasa es que no las ves. Ayer me dijo la abuela que cuando juegas a volar te crecen unas alas gigantes e invisibles.
— ¿Estás segura?— me preguntó sorprendido.
— Claro. Ella me lo contó justo antes darme un beso y marcharse al cielo. Después se durmió y voló hasta allí. 

Mi hermano sonreía...
—¿Sabes? Está dormida de mentira, como la bella durmiente.
— ¿No está muerta?... ¿No se ha dormido para siempre?
— ¡Nooo! Está despierta en el cielo. Se ha ido a vivir allí porque aquí le dolían mucho los huesos. Eso me dijo y también, que por las noches dormirá con los ángeles.
— ¡Ahh! Y...¿Allí no le dolerán los huesos?
— No, porque uno no pesa casi nada en el cielo. Es como los globos de la feria, que flotan en el aire. 
— Y, ¿por eso tú ya no lloras?, ¿porque sabes que la abuela no está dormida? 
— ¡Eso es! Y porque sé que está muy bien allí. Pero nosotros jugaremos a volar toda la tarde y después iremos a cenar para que mamá no se enfade ni esté triste.

   Aquella tarde estuvimos “volando” todo el tiempo por la casa: del patio al salón, de la cocina al cuarto y del balcón a la Luna. Cuando se hizo de noche estábamos exhaustos, pero no lloramos más porque la abuela no quería que lo hiciésemos y, además, aquel juego era súper divertido.  Así que a partir de entonces, volvimos a repetirlo cada vez que nos aburríamos y lo pasábamos en grande. 
Claro que David siempre llevaba enfundada la pistola y a veces la sacaba para pegar algún que otro tiro contra el viento…
  
 Al cabo de unos meses, una tarde en la playa, mi hermano vino corriendo con una gran caracola entre las manos. Cuando estuvo frente a mí, la acercó a mi oído y me dijo:
— Miraaa… ¡El mar también sueña que vuela cuando se queda dormido! Se ha metido en la caracola y suena igual que el viento.
— ¡Sí!—le respondí—. El mar también sueña que sabe volar, como nosotros y la abuela. 
     
                             Fin 

¡Quédate en casa»_ Día 39_diada de San Jordi… y Todo lo que añoro

«Hoy me desgrano en lo que añoro:
el buen amar y el mar de un sueño que vive en
Cadaqués»

Sueño que estoy de nuevo sentada frente al mar. Que nada como recordar su azul intenso, me está devolviendo hoy la calma. Que podría pasarme el día entero allí, porque en los momentos en los que no he sabido bien qué hacer, siempre he caminado por una playa y me sentado frente al mar, para que él me diese una respuesta.

Del mar regresan a mí los dones, los tesoros, también las añoranzas. Las viejas fórmulas que hilaba siempre en mi infancia para ser feliz y vivir confiada jugando, simplemente al juego de la vida.

¿Cómo era jugar con la arena gruesa del mar de Cadaqués o con las pequeñas piedras cayendo entre mis dedos, como si fuesen sueños fértiles a punto de florecer?

Tengo tantas preguntas por resolver, que vuelvo a ser la niña y vuelvo a ser el mar en este sueño. Y hago castillos de verdad y caminos con conchas que me llevan hacia ti.

Vuelvo a sentir un profundo respeto por la bravura del mar de Cadaqués, por eso no me baño en mi sueño. Solo me siento a contemplar su soledad y la mía. Cierro los ojos y estoy dentro de un cuadro. Un pintor me está pintando, allí sentada de espaldas:  mujer, niña y mar. Todo es posible al mismo tiempo, mientras mis ojos mediterráneos, quisieran estar volando hacia el mar de Kerala. Siento que tú aún no conoces las palabras sencillas del buen amor. Las acciones y gestos del buen amor, y que este pintor es un Dios que está leyendo mis pensamientos y que me dice: que TODO es el mismo MAR y el mismo AMOR y que así va a dibujarlo sobre su lienzo.

Se hace de noche y ahora veo la luna nueva, sobre unas aguas que ya se han quedado en calma. Como si las olas también necesitasen dormir sus propios sueños y su deseo de buen amor.

Y yo, vuelvo a recordar que todo es un mismo mar. Que así lo dijo el Dios-pintor antes de marcharse y yo podré descansar, ser la mujer de solo mar mientras miro hacia el cielo y veo nacer la luz de Venus.

Cierro los ojos y sueño que soy una estrella y que ya no tengo cuerpo de mujer. Ahora estoy en un cuadro precioso del firmamento, rodeada de gente estrella como yo. Allí vuelvo a encontrarme al Dios pintor, porque él es quien dibuja el firmamento, en el que estamos todos seguimos soñando por encima de una luna pequeña y blanca y de un planeta Verdi Azul que ya nos queda muy lejano.

De repente,  te veo a ti también junto a mí. Allí es muy fácil reconocernos. Nos damos un beso y nos cogemos las manos y empezamos a mirar el mundo que vive bajo nuestros pies, sintiendo que ya no queremos volver porque es muchísimo mejor ser estrellas, que humanos en cuerpos de hombre y de mujer.

Aquí la arena con la que jugamos es el polvo que dejan los cometas al pasar. No hay olas fuertes y bravas, ni virus del Covid 19 sembrando un caos universal y el miedo en la humanidad, que permanece encerrada, cada uno en su propia jaula y sin saber aún demasiado del buen AMAR.

Todo es Luz en este océano-cosmos lleno de púrpuras y azules, de índigos que envuelven suavemente la tez del universo.

No tenemos hambre, ni sed, ni miedo ante nada. Ni tan siquiera tenemos que esforzarnos en viajar para encontrarnos. O aprender el uno el idioma natal del otro, para intentar comprendernos algo mejor porque aquí hay una estrella madre, grande y luminosa que nos enseña todo cuanto necesitamos saber.

A caminar descalzos por la vía láctea, amándonos sin distancias. Y a sentir la música de las estrellas y hacer piruetas de luz, volando hacia Casiopea, escuchando la melodía del silencio detrás de cada cuerpo estelar, como un sutil canto de océanos.

Y nos sentimos luz de estrella, esa que aún no sabíamos muy bien cómo encender en la Tierra.

Gokanrna-Beach, Imagen de la red

Sueño que se hace de día y que ya no deseamos salir del cuadro pintado en el firmamento y que no necesitamos planear ningún viaje para reencontrarnos, porque ya somos reencuentro.

Pero despierto tristemente, emocionada y otra vez sola en mi habitación. Tú ya no estás a mi lado. Hace rato que ha sonado el despertador y si no empiezo a espabilarme,  llegaré tarde al trabajo en el hospital.

Corro volando hacia la ducha, suerte que me quedaba un poco de café de ayer y me lo tomo en un par de sorbos. Te escribo un mensaje, para contarte que estoy bien y que voy tarde, porque el sueño me atrapa una vez más…

Me visto, salgo a la calle, me pongo alas en los pies y empiezo a volar sobre el asfalto.

Uff, casi me olvido de los guantes para entrar en el metro y de la máscara y el cerebro, de la mujer sensata.

uelvo a ser mujer terráquea, o tal vez mujer de aire caída de una estrella y corriendo hacia este día que hoy menos que nunca, me va a gustar vivir sin ti.

Porque aquí, hoy es San Jordi y celebramos el amor, las rosas y la palabra escrita… Y recordamos una leyenda hermosa de nuestra tierra, que habla del valor de un caballero noble y de un temible dragón, que de su sangre nace una bandera, y de una princesa que debía ser rescatada por la nobleza del amor.

Y yo debería estar allí contigo, cerca de Delhi o de Kerala, regalándote un libro bien bonito y diciéndote que aún te amo. O deberías ser tú el que estuviese aquí conmigo, conociendo este tiempo y este mar que no deja de ser el mismo mar eterno.

Pero estamos aún confinados y eso tendrá que esperar…

Como el deseo y el beso y el mar de luz de Kerala,

o el hondo mar Mediterráneo

nos esperarán a ti y a mí y a que todo vuelva a la calma

y nos dejen ser reencuentro

o ser tal vez del mismo sueño y para el mismo mar…

Tal como esta noche me contaba

el Dios-Pintor del Universo

Childhood -L’enfance by Zbigniew Preisner

¡Quédate en casa!_día 36_ corriendo con lobos, cartas a maría

Imagen «golondrinas» de Teresa Salvador, «Fábulas» en Flickr

   Tú lo sabes abuela, yo era pequeña y etérea. Soñaba que volaba. Siempre soñaba que volaba. Hasta despierta, muchísimas veces, sentía que volaba. Y por eso tú me hacías sentir como una «niña de aire”. Porque fui rebelde, cuando la vida no me había enseñado aún a ser rebelde y una gran soñadora. Un alma soñadora y fantasiosa, cuando los sueños aún no habían tenido tiempo para soñarme a mí, a mis mundos y a mi niña de aire creciéndome por dentro.

Yo era sólo una chiquilla, llena de rizos y de pecas. Una niña esponja que se bebía el mundo con sus ganas de vivir y de saber. Entonces tú me decías que era de «carne y de cielo» y a mí me daba la risa y entonces te enfadabas bastante y sostenías muy seria el dedo señalándome, justo ahí en medio del pecho, para decirme que había en mí un cachito de cielo, un cachito de Dios, uno de esos pedacitos que él había repartido por el mundo entre las gentes y que nunca me olvidara de eso.

Por entonces, yo tenía mis alas. Tú me las pintabas cada tarde a la sombra de las parra, junto al olor del romero, debajo de la higuera. Me hiciste ser libertaria en todo lo que hacía y me enseñaste a ver lo que tú llamabas “los estigmas del alma” en las personas.

Y ahora comprendo que eso era ver su luz o su sombra reflejada en el fondo de sus ojos.
Y así fue como aprendí a ver quién era bueno y quién no me gustaba nada, solamente  con mirarlo. Sólo con ser tan valiente como para sostenerles al temple y frente a frente, la mirada.

Era tan niña que no comprendía aún sus “pros” ni sus “contras”. No entendía absolutamente nada de sus interrogantes o espesas palabras. Solamente veía el estigma que llevaban y cerraba los ojos, los oídos y por supuesto los puños, para tomar antes de huir  mis propias fuerzas.

Entonces abría las alas y me iba para no me distraerme de lo verdaderamente importante, que por entonces era: soñar, jugar y aprender a tu lado. Y comer chocolate y almendras garrapiñadas al caer la tarde.

Todo lo demás, quedaba aparte y tú lo sabes abuela. Era un aparte gigantesco, que no me importaba nada, que no afectaba a mi mundo de niña en lo más mínimo. Pero el día que te marchaste y mi realidad tomó un giró y empecé a caer en ese un punto cero sin retorno, sin respuestas, ni esquemas, ni razones y con demasiadas preguntas que ya no tenía a quién hacer.

No pude entender a ese buen Dios tuyo que de tan egoísta que era, te arrancaba de mi lado para llevarte hasta el cielo. Un cielo en el que yo ya jamás podría volver a verte. Pero era libertaría, porque tú me habías enseñado a serlo. A tener voluntad propia y a decidir mi vida. Así que decidí no creer más en tu buen Dios del amor. Iba a ser atea, aunque a ti no te gustara nada y  aunque a él tampoco le gustara. Aunque solamente tuviera 9 años y mi madre me diera un cachete cada vez que le decía que no quería ir a las misas y así rezar junto a ella por tu alma. ¿Alma? ¿Qué alma ni qué carajo? Si tú ya no estabas a mi lado, protestaba llorando de rabia.

Perdóname abuela, tú fuiste la primera muerte de mi infancia y siendo uno niño no está aún  preparado para perderse el privilegio de tener un ángel guardando sus espaldas y sus sueños. Aún así, sabes que traté de seguir soñando, siempre soñando y de recordar en cada duerme vela tus palabras.

Sin darme a penas cuenta, se me cambió aquel cuerpo pequeño de niña y el color de mis mundos detrás de los espejos se llenó de agujeros, por los que de tanto en tanto, se me colaban personas que no me gustaban nada ni por sus ojos, ni por sus formas. Pero eran poderosas y yo de aire y me pesaban, me dominaban y me pesaban intensamente, porque arrastraban consigo tantos pros y tantos contras… Tantas cosas que ya no debían dejar de hacerse o dejarse aparte, porque eran cosas súper importantes del día a día.

Aunque no quedase tiempo para soñar, ni para ser siquiera lo que uno mismo sentía que era.
Y así fue como empecé a hacer las cosas súper importantes que todo el mundo hacía. Porque ya no era una niña, porque ya era una mujer y tenía que ganarme la vida y el pan, pero sobre todo porque había decidido ser atea.

Y no quise darme cuenta de todo lo espantoso que llegaba a ser aquello; que me estaba haciendo un alma demasiado densa, que ponía vendas ciegas sobre mis ojos ciegos, que ya no me revelaba contra nada, ni contra nadie…Que se torcían mis alas y aún teniendo muchas razones para volar, no sabía u olvidaba cómo diablos hacerlo.

Ya nadie me dejaba ser yo misma, porque yo me había hecho un corazón cobarde a la medida perfecta de la moda de los tiempos.

Me levanté una mañana trastornada… Comprendí que aquello si no me movía, si yo no lo movía, si no lanzaba al abismo mis errores, mi arrastre por el mundo de los síes y del conformismo, nada cambiaría jamás en mi vida.

Tocaba ser huracán y ser cómo el huracán o quedarse como brisa suave y permanente enredada cual danza entre las sombras del mismo círculo vicioso. Siempre el mismo círculo amargo de querer y no poder ser lo que yo sentía Ser. Había que salvarse de ser cordero, dejar atrás el pellejo algodonoso y empezar a correr junto a los lobos. Tenía que aullarle a esas noches desgarradas y atreverme al fin a ser yo con todo el peso de mi alma y a beber de la vida con la intensidad necesaria en cada momento.

Decían por entonces de mí, que yo era una mujer intensa. Eso me hacía reír y sentirme orgullosa de mí misma al mismo tiempo. Fue entonces, abuela, cuando me demudé de aquella piel de cordero que ya no sentía mía y empecé a ser loba para correr junto a ellos. Para volver a ser rebelde, una mujer valiente, consecuente  y libre, con una niña de aire volando en sus entrañas. Y entonces abuela, me declaré guerrera. Rebelde, sí, pero una rebelde con causa. Y una guerrera.

Y como loba, me sentí renacer a la vida con mi primer cachorro entre los brazos_ y pensar que ahora ya tiene 22 años. Qué si lo vieras tiene tu mismo brillo en los ojos y tu risa y me hace sentir cómo extraña pensando que has vuelto ahí mismo, camuflada en su piel de niño para alumbrar de nuevo mi camino_ porque ha sido con él abuela, con quien empecé a creer de nuevo en la magia maravillosa que tú me contabas que existía. En la fuerza arrolladora que tiene la vida y en los cachitos de cielo que todos llevamos dentro, que mi hijo lleva dentro y le asoma como un bello estigma por los ojos.

Y sé que debo contarte todo esto, porque nunca es tarde abuela. Nunca es tarde. Y es muy bueno que allí donde estés, ahora sepas que vuelvo a ser rebelde y que vuelvo a ser guerrera. Que estoy corriendo veloz junto a los lobos y ahora sé que ha regresado hasta mi corazón…

Tu buen Dios del amor.

Mi hijo Nil, cuando tenía 7 años
Enigma, Beyond The Invisible

Historias para el despertar

Tomado del muro de Facebook de mi amigo Kokopelli, (Joan Hz)

¿Qué nos están haciendo?

¡qUÉDATE EN CASA!_día 17… VIVE EN LAS «CIUDADES DEL AIRE»

Imagen de una Barcelona limpia, tomada desde Horta-Guinardó al amanecer
«En las ciudades del aire» poema en formato Slam publicado en Mujer de Aire
y en mi canal de You Tube

Hoy sueño con mi Voz, en las ciudades del Aire…

Anhelo tanto estar consciente en esta razón del Ser y estar Aquí. En este sentimiento que es salva conducto para mí, que me abre a los mares del cielo.  En esta voz habitada y en esta soledad sana y saciada de Aire. En este despertar que vuelve a ser canto rodado, llorado y asumido. Que ha venido a salvarme, cerrándome los ojos y respirando en mi aire. Derramando la piel del silencio, tutelando la boca donde empiezan mis sueños.  

Buscando, salvajemente, la hebra y la palabra verdadera que me pueda vivir en las Ciudades del Aire. Aquí mismo, llana y abierta la Voz. Aquí,  mi duelo de viento y mi memoria. Aquí, mi luz consolada en la voz de las Ciudades…

Hoy conozco a ciencia cierta mi intención y no voy a cargarme de equipajes… 

¡Huyo de esto y de todo! ¡Me voy, para vivir!

Y a mi vivir me doblo y voy alma incendiada, como una loba en llamas. ¡Mujer no Eva, mujer de vuelo soy!

Hoy vuelvo a resolverme, en el rigor del aire. A limpiar mi palabra en el aire, porque en ella; quisiera ser como la hermosa Suzanne de Cohen. Ofrecer un té kukicha al hombre que no pueda convencerme. Ofrecer mi ternura, mis naranjas abiertas en las manos, mis sueños de puntillas irisados y mis calles del aire… Mis palabras de nadie, porque nada tengo, porque nada soy, porque aire y boca mía, solo poseo. 

Hoy quiero;  regresar hasta la cuna misma, andar la libertad, recomenzar el camino y la palabra. Subir al mar de Cadaqués e imaginar que allí, ha de vivir el principio de mi sueño. Que plantaré mi casita frente a él y en él otra Suzanne empezará a vibrar, aquella Suzanne tan sabia que logre comprender al mundo y de ese modo, edificar en el mundo su libertad.  

Tantas veces han venido a doblarme…A querer inmolarme, a dejarme desnuda, a hacerme desear:  ser nada, ser mera y pura Voz, raíz del Aire. Ahora, fielmente humana, doblada y transparente; quiero sentir la llama viva y no el dolor del vértigo.  Atesorarme por dentro, doblar las voluntades. Hacer un edificio, una torre de mimbre que me habite y me pueda vivir, sin ser infringida por Nadie. 

Ya tengo suficiente edad para soltar a la niña de jade y liberarla, en este vigoroso anhelo de apaciguar y almar su aire. A día de hoy, puedo contar mi báculo de errores… Decir que cada uno, de los que han venido a amarme me ha ido inconstruyendo de una manera u otra.  Me ha desposeído de mí misma, me han roto en mil pedazos el alma y la poesía.  Me han bajado hasta el río y he visto su deriva. Me han enseñado, la bien verdad del llanto y he sabido volar y dar las GRACIAS porque me han devuelto cada vez a mis Alas. A vibrar mi quietud frente a un azul desnudo en Cadaqués, a salvarme la piel a sus orillas, a huir voraz de rojo y fugitiva del hombre hacia esa libertad que ha pernoctado tanto tiempo en un “no puedo”.

He sido una rebelde por causa y por costumbre. Un ave o una leona, un delfín navegando por los mares online de la memoria. Una nutria cambiando el ritmo de la furia. Una mujer crecida, subida al Aconcagua. Una mujer kilimanjara. 

Soy un verbo aprendiz en erupción… 

Me arrullo en esta piel, que se ha ido acostumbrarme a despedazarme el ego en contraluces. Esta piel que me seduce a ser fuego y libertad de aurora. Llevo en este sueño a Suzanne por bandera.  Respiro intensamente y el aire huele a incienso, aquí mismo y ahora. Puedo recuperar el vientre del enigma, el vértice preciso donde empieza la vida. Puedo doblarme a su esencia, desde el ombligo, y ser hebra. Sentirme liviana y vorazmente libre. Puedo soñarme verdadera, más aire y menos carne de cañón.  Puedo ser de mí o de Nadie, o ni de mí ni de nadie, como no lo es el Aire que los hombres respiran. Puedo ser alma de viento y constelar mi intención dentro del pecho. Porque este, es el lugar al que regreso cuando estoy viva y latiendo o cuando me siento herida y necesito salvarme a toda costa para ser mía, mujer de aire. 

Y ahora…

¿Quién va a venir a rasgarme, a derramar mis telares?

¡Si solamente  soy una Suzanne!

¡Una mujer de aire!

Suzanne de Leonard Cohen

¡Quédate en casa! DÍA 14, VIVIENDO EN nuestras CASITAS-mundo-ISLA

Ya llevamos catorce días de encierro, igual que llevaréis vosotros, en esta casa habitada por seres Vivos y seres Vida.

Los seres vivos somos: mi hijo mayor, Jordi, mis chaman-gatas Kira y Llum y yo. Los seres vida, están en el salón y en las ventanas de la casa y son las flores, las plantas medicinales y las otras plantitas que tenemos.

En la distancia de otra casa está viviendo Nil, mi hijo pequeño, y su compañera Laura. Ellos decidieron, desde el primer día de confinamiento, quedarse solos en su piso de estudiantes porque el resto de los chicos con los que comparten la vivienda, regresaron a sus pueblos con las familias y ahora Nil y Laura tienen la casa para ellos solos. En otra casa, están mamá y papá viviendo estos días de recogimiento en su propio piso, del que no salen, a pesar del inconformismo de papá, ni para tirar la basura. Mi hermano David y yo, nos encargamos de hacer sus compras y de cubrirles las necesidades básicas que van surgiendo. David está en su piso con su familia; mis sobris, que siguen como otros niños pintando Arcoíris, y mi cuñada Laura, que ahora también trabaja desde casa como mi hermano.

Y en otro hogar habitado, aunque geográficamente muchísimo más lejano, está viviendo mi amor, Sandeep, un hombre de la India que pasa estos días con su familia en Bahadurgarh, una ciudad muy cercana a Delhi. A estas alturas, ya hemos aprendido a sostenernos en la distancia y mucho más aún desde que ambos sabemos, que ya no será posible reencontrarnos en semana santa en el viaje que teníamos programado. Tendremos que esperar a mayo, o a junio, o quien sabe y yo moriré de calor y amor al mismo tiempo en India.  

Pero ¿sabéis?, ha vuelto a florecer la orquídea. Ha abierto tres hermosas flores blancas. Hasta el coleo, que según dice mi madre lo raro es que no haya muerto durante el invierno, ha abierto entre sus semillas unas pequeñísimas flores azulonas. Y yo siento que ahora está sucediendo esta floración, porque las flores son Seres Vida, seres-maestros cargados de pura esencia que nos vienen a enseñar que en la manifestación del Ser, todo es posible y que todo puede seguir siéndolo también, en estos días de confinamiento.

La tercera flor queda escondida detrás de la central, si os fijáis asoma un poquito su silueta

Porque dentro siempre vive la pura esencia; la luz, la calma en medio del caos Covid19, lo fértil, lo creativo, lo próspero y en nuestro caso de humanos: el saber y aprender a estar confinados, pero habitando el mundo, en más o menos 80m2. Ya no me quejo, como no se queja la Orquídea por estar en una maceta tan pequeña. Y no me quejo porque a ciencia cierta sé, que hacerlo sería una falta tremenda de compasión por los que tienen menos y mucho más aún con los que nada tienen. Porque mientras escribo esto, me viene al recuerdo el hombre alcohólico de mi barrio, que muchas noches de invierno solía dormir en el cajero de Bankia y vete a saber dónde estará durmiendo ahora. Y también pienso en los más ricos; en aquellos que en la opulencia de sus grandes mansiones con jardines, aun teniéndolo todo, están viviendo estos días, muchos de ellos, con gran tristeza y desangelo.

Hay momentos en los que Jordi y yo tenemos que mirar el calendario porque no sabemos muy bien en qué día de la semana estamos viviendo. Perdemos continuamente las referencias y eso que soy consciente de que fuera hay muchísimas lindas personas, colgando actividades múltiples que podemos hacer por Internet…

Pero la mayoría de las veces, nos las perdemos por no saber con certeza qué día es en este Ahora que vivimos.

Sin embargo, aún así, siento que todo está bien en estos momentos. He probado Zoom para las clases de inglés, porque me han avisado mis compis por WhatsApp, y ¿Sabéis? he podido experi-sentir una curiosa sensación de amor flotando en estos nuevos espacios que se están creando en la red. Hasta yo misma empiezo a plantearme la posibilidad de convocar un primer círculo de mujeres a través de Zoom. Pero tengo que acabar de meditarlo, porque no sé aún muy bien como abarcar ese espacio, en que todas nos despojamos de cada uno de nuestros temores en un inmenso abrazo sostenido por las mujeres del círculo. Espero encontrar pronto la mejor manera para abrazarnos en la distancia y en la distancia seguir nutriéndonos día tras día.

Aquí en casa, estamos cocinando sencillo y rico.

Desde hace unos días, subo a la terraza del edificio para ver el amanecer de esta ciudad del mar dormida. Y por la noche, me duermo mirando la luna desde el gran sofá cama del salón. Todo empezó la noche previa a la última luna llena, el 8 de marzo. Desde entonces, mi cuarto está deshabitado porque allí no tengo ventanas junto a la cama y no puedo ver el cielo desde adentro. Así que con las ansias de cielos que estoy sintiendo estos días, he decidido mudarme al salón.

Jordi y yo, al fin hemos conseguido que mamá y papá atinen a hacer y recibir video llamadas de WhatsApp. ¡Es tan gratificante poder verlos en vivo! Comprobar que la pequeña pantalla nos muestra, que ellos siguen bien y que mamá sonría viendo a las gatas durmiendo al sol sobre el sofá, o al coleo y la orquídea floreciendo. En estos momentos, todo eso vale cien mil. Y ese cien mil, es el que está salvando nuestra añoranza.

Cada día invoco al Gran Espíritu y al Dios de los menores, recordando aquella peli: Hijos de un Dios menor que nos enseñaba que había también un Dios para los más desprotegidos de la sociedad y para cada una de las pequeñas cosas. Siento que en esta macro-pandemia está habiendo demasiada gente desprotegida y que eso hace todavía más importante y necesario que nos unamos todos en rezo, cada uno de nosotros desde el lugar que sintamos más concorde con nuestras creencias.

Fragmento de la película «Hijos de un Dios Menor»,
«Explícame cómo es la música»

Gata-Chamana Kira

Con mi gran Tribu Chamana de la medicina andina Q’ero; estamos abriendo nuestras Mishas cada anochecer a las 20.30h, en una invocación a la fuerza y el poder de la medicina Q’ero, al Gran Espíritu y en una unión profunda de cantos medicina y rezos.

No necesitamos zoom para eso, simplemente estar presentes y saber que tu otro hermano también lo está. Y desde esa presencia compartida, alzar cada uno nuestros cantos y nuestros rezos.

Rezos y cantos por un mundo mejor, después de este huracán.

Y por un llevar mejor la vida en estos días,

cada uno en su Casita-Mundo-Isla

pero todos llenísimos de Amor y de Esperanza en que muy pronto…

¡Volveremos a estar juntos!

Este precioso kirtan con Ravi Ramoneda , desde el Perú
lo he tomado prestado del Facebook
de: Viranananda Yoga Ashram

quédate en casa y… ¡sé Casita de madera y de cristal!

PARTE 1

«No es saludable estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma»

Jiddu Krishnamurti

Imagen del Tor, tomada el 12-9-19 en mi viaje a Glatonbury, Inglaterra

Me gustaría empezar este post como aquella película que tanto me gustaba en mi juventud… Memorias de África

«Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong», nos narraba la voz de Meryl Streep.

Recuerdo la primera de las infinitas veces que habré llegado a ver esa película, que protagonizaban Meryl Streep y Robert Redford. Cuando la descubrí, ya había ganado 7 premios Oscar, incluido el de Mejor Película, Mejor Director y Mejor adaptación cinematográfica. Pero por entonces aún no había leído la novela de la escritora danesa Isak Dinensen (1937), de la cual se hizo la adaptación que todos conocemos para el cine en formato de historia de amor.

Recuerdo que cuando la vi supe que iba a ser feminista, al menos por un largo tiempo de mi vida lo sería. Sin embargo cuando leí la novela, intuí que un día sería simplemente una escritora y que escribiría mi vida y mis viajes en ella. Creo que en estos días de encierro voy a volver a ver la peli, para poder transportarme de nuevo a las sensaciones que me regaló cada una de las veces que la vi. Sensaciones casi gemelas a las que sentí cuando llegué a Glastonbury y me planté con mi maleta, frente a la casita de madera en la que iba a pasar seis días yo solita.

Porque, sabéis… Yo tuve una casita de cristal y de madera al pie de la colina del Tor.

En la imagen podéis ver lo chiquita y hermosa que era. Desde el jardín que la rodeaba, podía sentarme a desayunar mientras contemplaba el Tor. Cada día, veía como empezaba y acababa el día, sentada frente a la colina de la que la torre del Tor se alzaba majestuosa.

Dicen que en Glastonbury, está el chakra corazón de la Tierra. Debe ser por eso que mi paz en aquel lugar fue tan intensa y profunda. Recuerdo cuando me tumbaba en el jardín a recibir simplemente la luz del Sol. Era delicioso dormirse allí, bajo el calor del mediodía, y tener sueños reveladores y maravillosos que después recordaba muy bien al despertar.

Fueron unos días sin expectativas. Yo quería visitar Glastonbury, pero sin ninguna prisa. Eran mis días de vacaciones y era el regalo del corazón de la Tierra a mi propio corazón.

Estoy aprendiendo en estos días de encierro, que es bien cierto eso que dicen de que nada sucede por casualidad. Hoy abrí mi bolsita de Yogui Tea, mientras pensaba qué frase reveladora me iba a regalar el día. Ahora mismo os la muestro, para que veáis lo mágica y hermosa que puede ser la vida…

«Love is ectasy»

El amor es éxtasis.

Eso decía hoy mi bolsita de Yogui Tea. Y ese ha sido el mensaje para mi día. A pesar del confinamiento y de empezar a sentir que ya no necesito escuchar más noticias. Porque no me está haciendo bien ver y percibir lo que transmiten y percibir que hay muchas personas que están viviendo con bastante miedo este estado obligado estado de alerta y confinamiento, que el gobierno ha dictado y los medios de comunicación del gobierno están mostrando a cada momento en nuestras pantallas.

Así que he pasado un sencillo día de tele apagada.

He estado washapeando, animando a mis sobrinas y a otros niños a que sigan dibujando Arcoíris y Pensamientos y a que me los envíen para poder compartirlos desde aquí con vosotros y con el mundo.

Para que todos sepan que los niños llevan dentro el Arcoíris y que el amor que nosotros les entreguemos estos días, va a ser el más puro éxtasis que estaremos dando y recibiendo en nuestro encierro.

Poco más he hecho que pasar el día con mi hijo Jordi, hablando de nuestros proyectos. Bueno en realidad no tan poco, porque después de desayunar, nos hemos puesto a hacer una clase de yoga online que está ofreciendo estos días una bella persona que conozco. Después hemos cocinado y hemos subido a la terraza del edificio para tender la ropa al sol.

Desde allí, he hablado un ratito con mi Amor que está en la India y le he grabado imágenes para que vea el estado pacífico de mi barrio y que así, se quede bien tranquilo de que estamos muy bien en casa. Yo no estoy tan intranquila con respecto a él porque sé que en la India viven la espiritualidad de tal manera, que no se permiten a sí mismos entrar en un bucle de pensamientos negativos que les lleve a caer en el vértigo del miedo y de la angustia.

Después me he tumbado en una esterilla y me he quedado dormida bajo el Sol, como en el jardín de mi casita de madera de Glastonbury. Y he vuelto a soñar cosas hermosas y a recordalas al despertarme.

Creo que debemos haber comido sobre las 5 de la tarde porque ahora, Jordi y yo, estamos viviendo unos días sin tiempo y sin horario. Simplemente hacemos lo que nos apetece hacer en casa y cuando sentimos hambre, nos alimentamos lo más sano y vegetal que podemos. Nos está resultando a los dos bastante sencillo vivir sin prisas. Volver a cada rato a nuestro tiempo de madre-hijo-casa-fábula. Juntos, hemos decidido que no queremos más Telenoticias y cabreo y sobresalto. Que preferimos la paz, fuera de la tormenta y el bombardeo de imágenes y mensajes que llegan del exterior. Hemos decidido, que seremos trinchera de hogar en la esperanza. Días de sol y terraza, de cocina sencilla y alguna que otra peli de las que sí molan porque llevan mensajes hermosos que te animan.

Quedan aún muchos días por delante, pero tengo la certeza de que van a ser igual a aún mejores que este. Sobretodo, si los dos seguimos en esta buena onda de amor, respeto, transparencia y armonía. Y así, que los que vengan después de este sigan siendo simplemente eso:

días sencillos para el corazón

y para poder Ser casita de madera y de cristal bajo el Sol

Barcelona en días de encierro, desde la terraza de mi edificio
Fragmento de la película Memorias de África

Mañana continuaré con la historia de mi viaje a Glastonbury, para no hacer tan largo este post.

Y recordar, niños del mundo:

¡Qué espero impaciente vuestros dibujos y pensamientos!!!!

¡QUÉDATE EN CASA! DÍA 1_ CUIDA DE TUS MAYORES Y EMPIEZA A BUSCAR COLIBRÍ, LA FLOR DE TU CORAZÓN

Imagen tomada el 2-2-2020, en Montserrat
Montaña Sagrada

EL LENGUAJE DE LAS MONTAÑAS NO ES ALGO MISTERIOSO Y SECRETO, SINO QUE ES UN LENGUAJE COMPLETAMENTE VIVO QUE NOS HABLA…

Siempre me han gustado las montañas. Desde niña sentí su poderosa fuerza, su Vida_Viva y su profunda naturaleza amorosa y elevada.

Hoy día 1, tras la declaración del Estado de Alerta en todo el territorio Español, desde aquí mi ciudad del mar Barcelona, vengo a hablaros de la fuerza Inconmesurable de las montañas. Las montañas esos Seres Divinos que como dice la hermosa canción «Mariposas» de Silvio Rodríguez (él habla de las mariposas, no de las montañas, pero la metáfora me gusta también mucho para las montañas), habitan por debajo del Cielo y por encima del Mundo

Retomando la canción de Silvio…

Tu tiempo es: ahora una mariposa, navecita blanca, delgada nerviosa.

Siglos atrás inundaron un segundo: debajo del cielo, encima del mundo»

Canción Mariposas de Silvio Rodríguez

Puedes escucharla aquí: «Mariposas« con el regalazo previo de un recitado de Mario Benedetti

Y justo este es el mensaje que deseo transmitiros… ¿Qué tan importantes nos creíamos, verdad? Bueno al menos, algunos…

Llega ahora a nuestras vidas esta Corona-infección planetaria, que ya han etiquetado como Pandemia, para que nuestro suelo tiemble y nuestros cimientos y esquemas se rompan. Al menos eso es lo que estoy sintiendo yo.

Fijaros en la palabra «Corona» (y no lo he deducido yo sino que lo ha hecho mi buen amigo-hermano Kratu, gran hombre medicina y constructor de tambores), «Cor» en catalán significa corazón y «Ona» significa ola. ¡Qué potente mensaje! ¿Verdad?

Bien, pues ha llegado el momento de que esta gran Ola haga que tiemblen nuestros cimientos y se empoderen nuestros corazones. Tiempo de que apaguemos la tele y encendamos la VIDA. Porque la vida nos está haciendo una potente llamada al Despertar ya de una p. vez, con perdón…

Tiempo para quedarse en casa no por MIEDO, sino por PRECAUCIÓN. Porque si no tenemos esa precaución, no podemos cuidar el momento, que es justo el AHORA y que son nuestros MAYORES.

Ellos son la prioridad número 1 en estos días. Cuidarlos, escucharlos, respetarlos, atender sus necesidades. Porque todos los que estamos trabajando en el mundo sanitario, estamos viendo muy bien que, en estos momentos, ellos están siendo los más vulnerables. No, nosotros. No tu hijo, no tu pareja, no tu mascota. Solo tus Mayores y las personas afectadas por enfermedades múltiples.

Y como bien dicen los Q’eros, habitantes de la Nación Q’ero, una de las civilizaciones con una cosmovisión del mundo y de la vida más elevada, nuestros Mayores son nuestros Tesoros y eso es algo que estamos olvidando últimamente tanto en Occidente como en Oriente.

Imagen obtenida del website de Jimmy Nelson

Qué casualidad que a finales de Junio se publicaran las palabras de Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo y ex directora gerente del FMI (Fondo Monetario Internacional) estuviese hablando de que la ancianidad se está prolongando demasiado y que tendría que hacerse «algo» al respecto, porque estaba empezando a representar un alto «coste» para el sistema. Conste que no estoy citando literalmente las palabras de esta señora, porque considero que esta señora, por cierto de 64 años, no merece que sus palabras sean citadas (podéis verificarlo por ej. AQUÍ)

Simplemente traigo al recuerdo el mensaje que transmitió al mundo para invitaros ahora a la reflexión…

Qué casualidad, ¿verdad? Europa preocupada por el tiempo tan prolongado que están viviendo nuestros ancianos y de repente ¡Zasca! llega el CoronaVirus con toda su mala leche hacia ellos…

Querida gente, ya tengo la edad o vivencias suficientes para no creer en las casualidades. Así que pongo en negrita y en mayúsculas las palabras «VAMOS A CUIDAR DE NUESTROS MAYORES» por que está claro que aquí, la cosa va con ellos.

Vuelvo a repetirme, como las natillas…

Esto no va contigo y conmigo, no con nuestros hijos, no con los que más o menos estamos sanos. Porque si el virus llega a nosotros, no va a ocasionarnos muchas más molestias que una gripe. Créeme. Pero Sí que corren peligro nuestros Mayores, nuestros Tesoros, nuestros Sabios.

Así que cuídate por ti y por ellos y cuida de ellos como Nunca. Vamos a ayudarles a que no sientan el miedo (no olvidemos que el miedo baja el sistema inmunitario y que por eso lo usan…) que los medios les están provocando y así que puedan sentirse profundamente abrigados y protegidos por nosotros.

Regresando a mis queridos Q’eros de las montañas del Perú, ellos en su cosmovisión andina hablan de las montañas como seres sagrados. Las montañas son para ellos los APUS, los espíritus sagrados que habitan sus propios ancestros o antepasados. Cada Apu en Perú, recibe un nombre que lo honra, de la misma manera que ellos honran cada instante de sus vidas…

Así que yo simplemente sugiero; que son muy buenos días para subir a las montañas, para elevar en ellas un rezo, para escuchar sus mensajes y su sabiduría y para empezar a darnos cuenta de lo poderosos que somos cuando nuestro Corazón-Colibrí vibra y canta ahí arriba en lo alto, en un lenguaje de Amor y Rezo.

¡Sí, ahí arriba en lo alto…!

«Tan por debajo del Cielo y por encima del Mundo»

Estoy emocionada estos días, viendo cómo mis amigos positivos no dejan de compartir cosas hermosas en las redes sociales.

Mi profe de inglés, nos propone seguir con las clases de inglés online a través de Zoom. Amigas profes de yoga, van a impartir sus clases también online. Mi escuela de QiGong lo mismo…

Fijaros cómo esta crisis nos esta volviendo cada vez más creativos, cómo la necesidad de Amor y Equilibrio está despertando nuestros mejores Dones. Es algo maravilloso y por lo que debemos estar profundamente agradecidos…

Hace un par de días, hice una llamada en Facebook para subir hoy Domingo, a la montaña. Pero bueno, soy consciente de que las cosas van cambiando día a día. Y de que quizás no sea el mejor momento para subir tod@s juntos. Pero sí que podemos ir individualmente o en familia a la montaña o cerro, más cercano que tengamos (yo tengo muy cerquita el parqué del Guinardó que tiene un pequeño cerro, desde el que se ve preciosa la ciudad)

¡Seamos creativos, gente!

Y una vez recibido el mensaje de alerta del gobierno, Des-conéctate del miedo y Conéctate con la creatividad y con el inmenso poder que tiene el corazón humano cuando está vibrando en el Amor.

Y si acaso no puedes acercarte a ninguna montaña, canta y deja que la montaña venga a ti…

¡Y sé tú la Montaña!

¡Y sé tú el Ruiseñor!

¡Y sé tú el Colibrí!

Imagen obtenida en la red (desconozco el autor)
Vídeo tomado en Montserrat el día de la Candelaria
(Sí, la que canta soy yo…y canto una hermosa canción que nos enseñó el gran músico y chamán Raffa Martínez)

…Ya no se trata de guerra de sexos o géneros, sino de «los buenos contra los malos»

Este hermoso vídeo ha sido tomado del muro de Facebook
de Kata Yakuyane Aho

Luna llena en Virgo

Esta luna llena en Virgo, nos está invitando a meditar.

Y también a pensar un poquito más profundo. Pero no desde esa mente, del día a día que gobierna la mayor parte de nuestros momentos. Esa a la que podemos llamar: “la chunga” o la “la loquita de la casa”, porque loquitos nos vuelve. No, esa no.

Os hablo de otra mente mucho más sabia y profunda: la mente neutral. La que observa a vista de pájaro, a tu propio Ser y Estar mientras estás meditando…

Y esa mente, es la que hoy me ha transmitido: “El mundo ha de ser un lugar integrativo“. Quiero decir, la Tierra, este lugar hermoso que estamos todos co-habitando ha de ser un lugar integrativo.

Dicen las culturas ancestrales, que antes de nacer elegimos a nuestra familia; a nuestros padres biológicos, a nuestros hermanos…

También dicen que elegimos, el lugar del planeta  dónde deseamos empezar a crecer en esta vida. El lugar donde vamos a ser educados y donde vamos a educar a nuestros hijos (si es que decidimos tenerlos).

Pues bien, no en todos los lugares del mundo la vida es igual de sencilla. Tampoco hay las mismas riquezas naturales ni el mismo clima. Pero sí me parece, de suma importancia que si es verdad esa posibilidad (para mí totalmente cierta) de que cada ser, en este mundo, ha elegido aquello que necesitaba para su evolución, debemos respetar esa elección.

Porque no es lo mismo Zimbabwe que México, ni Estados unidos que Sudáfrica, ni España que Afganistán, y la lista de comparaciones sabéis que podría ser interminable, incluso en el interior del mismo país…

Sin embargo, ahí estamos: lanzando aullidos contra todo lo que NO, nos está pareciendo correcto según nuestra cultura, nuestros patrones, nuestro prisma y nuestra forma de ver la realidad (…un poco más de la loquita de la casa y del juicio, desde un lugar no sabio)

Y yo hoy siento que ya no se trata de aullar, sino de intentar un nuevo camino hacia la compasión y el respeto.

Y que si acaso cabe, que cabe, una última lucha que sea ahora: la de los “buenos contra los malos”. Y para mí, desde la mente neutral, los “buenos” son los que ya empezaron a despertar o están despiertos y los “malos” los que estando aún completamente dormidos, siguen enredados en los patrones repetitivos y dañinos de la matrix.

Así es como estoy sintiendo, que los “buenos o despiertos” de cada Estado, de cada cultura, de cada Religión y de cada pequeño rincón de este mundo, planeta tierra, Gaia, Pachamamita hermosa,, Madre Tierra, Hija de las Estrellas…

Estamos ya empezando a ser llamados a ayudar de la mejor manera que sepamos,  al despertar de los “malos o dormidos” del mundo.

Un día, en Can Taura, la hermosa finca donde viven mis amigos Kratu y Esther,  estábamos teniendo una preciosa charla de sobremesa, cuando Kratu (un tremendo sabio-chamán- acuariano) nos empezó a hablar a todos de la necesidad de: “empezar a encender bombillitas”  Y me pareció esa, una metáfora mágica y preciosa, sobre la que he reflexionado mucho desde entonces, porque yo también lo siento así.

Estas imágenes de Can Taura
fueron tomadas en un encuentro de Tambores y cantos medicina

Así que queridos míos, hombres y mujeres “despertando” en este mundo: empecemos ya  a “encender bombillitas”

Esta hermosa Luna de Virgo, nos está pidiendo también que nos pongamos al servicio. Desde el corazón, al servicio. Porque ese es el verdadero camino y el que más felices nos va a hacer en esta vida.

Entregar lo que llevamos, lo que somos, lo que sentimos en el corazón. Y ponerlo al servicio de la humanidad, con todo nuestro amor y todos nuestros dones y talentos.

¿Sabes cocinar maravillosamente y disfrutas haciéndolo? Hazlo y compártelo con los que amas, sin ego.

¿Sabes escribir relatos o sientes que lo tuyo es escribir poesía? Hazlo y compártelo (sin ego, si puede ser, jeje)

¿Te gusta cantar o eres músico? Canta y comparte tu música (también sin ego, por favor)

¿No sabes aún lo qué te gusta hacer o se te podría dar mejor hacer?

Entonces, medita, pasea por la naturaleza, o corre (si es lo que más te centra o te libera)

… Y atrévete a escuchar la voz de tu corazón. Déjatelo sentir, y que te cuente qué es lo que más feliz te hace y entonces, sencillamente: hazlo.

Es sólo eso, lo que quería venir a contaros hoy. Porque después de esta potente oleada del 8 de marzo de feminismo (justa y necesaria); esta nueva Luna Llena en Virgo, nos está invitando a meditar para así también poder permitirnos Ver y Sentir; que ya tampoco se trata de lucha de géneros, ni de cambiar el más obsoleto Patriarcado por un nuevo Matriarcado de corriente feminista. ¡Ya no toca eso! ¡Creerme, por favor!

Porque si seguimos así, haciéndolo de esa manera, queridos míos, seguiremos siendo el pez que se muerde perpetuamente la cola.

Y aquí ya no hay cola, ni pez que valga la pena morder.

Se trata solamente, de una última lucha: “la de los “buenos/despiertos”, de cada género, contra los “malos/dormidos” también de cada género.

Y también se trata, como dice mi amigo-hermanito Kratu, de cumplir un mágico sueño altamente realizable: el de ayudar a “encender bombillitas” a nuestro alrededor (sin ego y con mucho respeto y humildad, claro está)

Y que esas nuevas bombillitas, al mismo tiempo, ayuden a prender un poco más la Luz del mundo. ¿Podéis imaginaros?

La Tierra

Gaia

Pachamamita

Hermosa Madre Tierra

Hija de las Estrellas…

¿Llenándose, cada vez más y más, de nuevas bombillitas encendidas?

Imágenes obtenidas en la red
(desconozco autoría)

PD…Gracias infinitas por estar aquí, y pido disculpas a todo aquel que tal vez llegó hasta aquí esperando leer un poco de eso que llamamos poesía…

Ahora voy descubriendo que disfruto mucho más haciendo esto y lo hago.

MM

Cometas en la sangre

Wlodzimierz Kuklinski
https://artodyssey1.blogspot.com/
Este poema lo escribí, como participación en un recital contra la violencia de género y quise adaptarlo posteriormente para Slam 

Cometas en la Sangre

¡Sí yo llevo cometas! ¡Aviones en la sangre!
Si ya me vi temblando en este cuerpo, cada vez que intentado la daga del amor

en boca equivocada…
Si me han dejado aquí para parirme cien veces
en carne de la hembra y ser tierra del hombre y Pangea
Y hoy me siento perdida por su error
y a mi aire, a mi cielo, a la madre y hacia mi verbo huyo…

Y dime, ¿a dónde tú? 
Si en mi vientre copulan semilleros de astros
Si en mi pueblo del Sur el diablo ha quedado vapuleado y sin rabo
Si llevo siete lustros intentando la luz y la fe de la entrega

Incendiando la tierra del hombre
caminando descalza sobre ascuas
y avalando las causas que se alzan

con nombre de Mujer

Si mi linaje, ¡El de la Eva es!
Y muerdo la manzana de la vida
Y de la lágrima nazco, de la herida y el látigo del hombre: me he construido Torre

Y dónde el hombre…
Al sueño de mi sueño verdadero
Alud que sepa amarme y me combata 
Y no me rasgue las telas,

ni me vea simple jirón o costilla de la primera Eva

Si en mí la tierra fértil
cuando abro hacia el cielo mis muslos
¿En qué lugar tu mundo?
¿En qué lugar perdiste el don de la ternura?
Y en que tierra de sombras ¿Tu hombre se hizo bestia?
Y dime, ¿Quién tutela tus cofres del tesoro?
¡Si con los ojos vendados vas y con el alma cerrada te lanzas al amor!

¿Por qué esperas comprarme con joyas y lisonjas?
Si yo, desnuda de abalorios voy y calzo otro lenguaje
Y en mi camino soy: la sola voz del Aire

Si simplemente escribo lo vivido y aún siento que estoy
en peligro perpetuo de extinción
cada vez que a una hermana le levantan la voz
o la golpean con la mirada fría y turbulenta…

Si llevo siete vidas felinas de mujer
Intentando un destino de tu piel con mi piel
Poniendo todo en juego por mi cumbre de luz y tu apertura

Si me han tachado de loca o de bruja
y simplemente soy la que se intenta Dakini y aún es loba
la que llega desnuda a la colina
la que llora como tú por otra vida

Si yo creo, ¡Me creo! Doy a luz a tus hijos
y sangro, ¡Me desangro!

Y vuelvo a ser la brea de la vida
¡Mírame! Si he abierto los brazos en cruz
y ya no quedan balas para mi pecho de fuego

Si yo soy la de Nadie
Yo soy la del Aire
Si yo soplo y enciendo vuestros mundos
Si yo con estos dedos resuelvo tu equilibrio
Si yo soy la que VIBRO y la que ESCRIBE
en el AIRE:

Mi nombre, mi borla, mi piel
Mi honra de Mujer