Volver al sur

De niña, jamás imaginé que viviría en una gran ciudad. En un mundo de cemento y gentes con mucha prisa, perdiendo a veces la alegría al ritmo de la vida. 

Yo me soñaba ¡llena de Andalucía! Inundada por el olor a tierra, a mar y a flores flotando en el aire. Rodeada de campos y limoneros, de horizontes de olivares, de espigas de trigo dorándose a sol y viento, para entregarnos el regalo más preciado en forma de pan de pueblo. 

Quería caminos hacia la sierra, sendas de rocieros, guitarras rompiendo el silencio y un mundo de niños, risas, juegos, para acurrucarme al final del día, en las horas tiernas de las manos de mi abuela, en el abrazo grande de su pecho, en sus besos y en sus ojos que conocían tanto el mundo.

Vuelvo al Sur… Al olor de los jazmines prendidos al pelo, al color de los geranios y los patios encalados, al rumor de olivos y almendros, perennes en los ecos del tiempo.

A la tierra de mis ancestros, tan amable a la sonrisa y al paso humano.

Vuelvo a la niña del aire, al rubor de su alegría, a la que podía volar en sueños a cualquier lugar menos al sol.  “Imagínate, con lo que arde al medio día en nuestro patio, lo que debe ser allí en lo alto del cielo”, me decía ella entre risas. 

Jamás viajamos al sol en nuestros juegos.  A la luna y a la noche ¡sí! y al estreno de la aurora, como en un cuento de fábulas, pero al sol nunca…

Vuelvo al Sur de mis raíces, al cantar de mis recuerdos…

¡A los labios caramelo!

Alpujarra Granadina en Órgiva
Playa de Nerja

#lasendadelcorazón #entreelcieloylatierra #andalucíamágica #labiosdecaramelo

Los mapas

Imagen de Teresa Salvador.
Imagen de Teresa Salvador. «Fábulas» en Flickr

Recompongo los mapas que me nombran. Hablan de mí y a tientas me recorro.

Mirad, este territorio. Estos pedacitos de tierra he sido. 

Las huellas que atesoraron en mi cuerpo un palmo a palmo.  

Un compendio de historias conjugando mi memoria de haberes y riesgos.

Imaginar…

Cada gramo de amor o derrota: un maldito poema

Esto que me quema, que insiste y me evapora he sido…

¡Un incendio con vistas a la ciudad del mar!

Lo piensas y se te eriza la piel…

¿Se puede ser fogata y azul? ¿Volar de precipicios ajenos?

¿Caer de ti? ¡Huir! Humana y victoriosa

Toda la ciclotimia de estos días. ¡Eso soy!

Pero que cada gramo de calma, cuando llegue la noche y la escriba sea para decir que, obviamente, me he estado soñando en la mujer que nunca he sido.

Una mujer de aire no cabe en este mundo…

Yo soy fractal, como el fuego. Conozco bien mi elemento. Me amaban y parecía un lanza llamas. Si nombraban el fuego, allá que iba.  

Un corazón fragmentado se reconoce verde. Por eso soy esta inexplorada selva mía. Soy mi aborigen. Mi enredadera. Mi intransferible mujer vivida.

Hace un año y tres meses de la huida. 

Y te has quedado enredado a mi ira como una letanía por no darte un lugar. Por no admitir que sí, que sucedió. Y yo, lo siento,  no pude amarte, hombre triste. Y no nos respetamos. 

Pero he aquí mi patria. Bajito la pronuncio… 

¡Qué nadie ose a robar mi libertad! Cómo amo este páramo, océano de mí. He aquí el mar, mi lado bueno.

Y ahora sí por fin: reconocer. Y entonces, reconstruir los mapas del pasado. 

Amor, amada, casa_ me decías. Tu pequeño país: mi vientre vencido. 

Y ahora tú: ¡volar! ocupar tu lugar merecido y yo admitirlo. 

Camino, derrota, aprendizaje. Amor humano al fin y al cabo.

Pasado no presente. Ni riesgo en mí, ni límite. 

Espacio no furia. No ira ya. No pobre niña mía, ya…
Y entonces tú; edad dormida,  herida,  mirlo, negro mirlo, perdido hombre niño, hogar de barro, ocupa, hangar en vientre mío. 

¡Perdón! ¡Hangar  enmohecido!

¡Partir! Salir de mí. Salir. 

Trepar los muros de tu excusa o de mi culpa, ciudad caída…

Camina, camina. Ocupa tu lugar.   

                                  ¡Partir!

                                                       ¡Salir de mí!

                                                                 ¡Volar!

“Nosotros somos del tiempo en que nos dieron los sueños…”

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«Nostalgia» imagen de Teresa Salvador , «Fábulas» en Flickr

Lo recuerdo en la belleza de sus sueños…

Que ganaran los del pueblo y le devolvieran a Juan, su Juan.  Su hermano arrebatado por un furgón de medianoche mientras él estaba lejos, ganándose el jornal, cuando una noche negra del 36 llamaron a la puerta de su casa preguntando por José Romero y como él no estaba se llevaron a Juan.

Me recuerdo de niña, sentada en sus rodillas, porque él me contaba las historias de los hombres valientes de su generación. Los hombres y mujeres con nombre y dos apellidos, porque él los recordaba todos.

Bendita su memoria y su boca pidiendo a gritos que la libertad no fuera roja como la sangre derramada de los inocentes, sino blanca, como la piel de su amada, o azul como el océano que nunca pudo ver de niño.

Cierro los ojos y aún lo veo, porque llevo esa imagen clavada en la memoria; yo una niña y él ya viejo gritando frente a un telediario en blanco y negro, a Fraga: _¡Hijos de la gran puta! ¡Qué sois los mismos perros que os llevasteis a Juan!_ y mi pobre madre diciéndole: _¡Papá, sssshhhh… qué no ves que están aquí los niños!

Lo recuerdo en brazos de la muerte, vencido, con sus manos huesudas,  poderoso, susurrando una vez más: ¡Hijos de la gran puta! Y sé que se lo debo todo a él; a mi abuela María, a mi madre, a mi sangre andaluza. Mi sangre, el hilo rojo de mi memoria.

Pero ese fue otro tiempo, no era el nuestro. Ahora, es el nuestro y ya lo dijo mi abuelo: no iba a ser nada sencillo. No iba a ser blanca la libertad, aunque fuésemos cientos y cientos de manos y pancartas resistiendo pacíficamente en las plazas. Porque éramos, la voz viva del pueblo diciéndoles: qué ya estamos hartos ¡Joder! Otra vez, los mismos perros.

Y fue una mañana de mayo, cuando regresamos de repente a otro tiempo. Al asalto de porras y gas, balazos de goma y golpes y sangre… Y no era otro tiempo, era el nuestro. Ni era mi abuelo, tan rojo, corriendo delante de todos. Éramos nosotros: los indignados frente a esta incongruencia de porra y democracia.

Éramos todos los puedos, podemos, poetas, abuelos, perro-flautas, gritando: _¡Basta, hijos de puta!

“Nosotros somos del tiempo en que nos dieron los sueños… Y ahora, nos los estáis robando todos»

Y ya no tengo miedo, abuelo. Sueño como tú, que la libertad ha de ser blanca como la piel de la abuela, o azul como el cielo desde el que sé que seguirás gritando si los ves:

¡Hijos de puta!

… Y sí, son:  ¡los mismos perros!

Pero sé que esta vez vamos ganar ¡los del pueblo!

Nunca os pedí permiso…

mis hijos
mis hijos

A mis hijos…

Yo quería ser madre sobre todas las cosas y nunca pensé en pediros permiso, hijos míos. Nunca he sabido, si vosotros querías ser hijos. Si acaso os gustaría, llegar a través de mi cuerpo a este lugar llamado «Tierra».

Nunca me pregunté si vuestro padre y yo, acaso éramos los padres que vosotros debíais tener. Ni cómo os podrías sentir,  por ejemplo, despertando una mañana de Reyes lejos de mí porque vuestro padre y yo, llegó un día, en que ya no pudimos seguir estando juntos hasta lograr veros transformados en hombres. Lo siento, hijos míos. Creedme si os digo, que fue lo necesario.

Hoy al despertar, al sentir vuestra ausencia,  me he dado cuenta de todo esto. Desde entonces: no siempre estamos juntos y no siempre habré sido un buen ejemplo para vosotros.

Yo  deseaba  ser vuestra madre por encima de todas las cosas y ahora que ya sois mayores y podéis comprender todo mucho mejor, ahora, os escribo por fin esta carta.

Ya habéis podido comprobar en vuestras carnes; que en esta tierra hay dicha y en esta tierra también hay llanto. Que a veces duele mucho crecer y abrirse paso en la vida y que no siempre puedo ayudaros, ni daros, tal vez,  todo lo que vosotros consideráis necesario para vosotros. Y lo siento por ello, hijos. Sólo quiero que sepáis que os sigo amando siempre, aunque a veces no podamos llegar a comprendernos y por eso,  acabemos alguna vez, enfadándonos entre nosotros.

Debo deciros que desde que llegasteis aquí; siempre he deseado vuestro bien y a pesar de no haberos preguntado,  si acaso deseabais venir aquí conmigo,  para que yo también creciera en este mundo; no puedo ni imaginar lo que sería estar aquí, en esta Tierra,  sin vosotros. Y por eso, aunque nunca os pedí permiso…

¡Gracias por haber venido,  hijos míos!!

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Jordi y Nil, mis hijos

Ahora sí es Navidad y todo ha sido escrito…

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Final de mi bitácora “Días de Diciembre”, porque ahora sí es Navidad y todo ha sido escrito. Hemos sobrevivido: la niña de la cueva y yo.

Lo confieso. Una vez; hubo un “él” que me dejó y dejó que lo dejara, para siempre, en Diciembre y no hubo más Navidad en dos años.

Pero siempre supe que soy libre. Que el ave, por ser ave: emigra a otro horizonte y no compite. Que las cenizas también son necesarias, porque el fuego lo salva o lo sana todo. El corazón es el fuego. La medicina china, me ha enseñado: el corazón es el Emperador de todos los órganos del cuerpo humano. El Emperador y  al mismo tiempo el Reino. Y por supuesto, el “Shen” o espíritu humano viven en el corazón.

Cada vez que me hieran, volveré a él; mi reino. Volaré, porque yo tengo cometas de emergencia. Volveré a ser la sangre del ave y ya nunca más hablaré  de la “mujer de aire”, porque ella quiso desaparecer detrás de aquel diciembre.

25 de Diciembre. Al fin, ahora Sí es Navidad.

A pesar de que corren tiempos muy difíciles, es Navidad. La vida, a cada instante se proclama competitiva. Los que te quieren, también te hieren. A veces, precisamente, lo hacen porque te muestras más frágil. He tratado de ser fuerte este Diciembre, aun así Diciembre siempre es Diciembre…

Me dicen que mi padre tiene cáncer (que no parece muy grave, pero es cáncer) Me dicen que el hijo de un gran amigo también tiene cáncer (y aún no sabemos hasta qué punto es grave…) Me he mostrado herida y desconcertada, ausente y frágil. He pasado algunas noches apenas sin dormir nada, y  me han vuelto a morder en el mismo sitio de siempre…

Aprendo, que sigo cohabitando en la inocencia. Que creo firmemente en la bondad del corazón humano. Pero ahora la vida es compulsiva y el mundo parece una jauría hasta en lo cotidianamente humano. A veces, nos devoramos los unos a los otros sin sentido. Muerdes: para que no te muerdan.  Nadie valora el daño causado o si era precisamente, “ese”, el momento oportuno. Si justo ese día, era necesario atacar por el miedo a no poder salvar tu propio culo.

Pero yo siempre me salvo. Vivo constatándolo herida, tras herida. Me salvo y aprendo que a fin de cuentas el corazón acaba prefiriendo a los de su linaje. Los que son como él y aman o viven la nobleza  por instinto de supervivencia o por pura cordura.

Volaré cada vez que me hieran. Regresaré de las cenizas y ocuparé de nuevo mi único territorio: el aire y la sangre.

He aprendido a gestionar mis propios duelos. Sigo sin llevar coraza, consciente de que así me van a seguir hiriendo cuando me muestre más frágil.

Pero ahora mírame, porque hoy es Navidad. Mírame y mira también dentro de ti: están haciendo contigo justo lo que quieren…  Querrán separarte de mí, que ya no pertenezcas a los de mi linaje.

Mira dentro de ti, porque ahora es Navidad y el mundo una jauría hasta en lo cotidianamente humano.

Mírate y dime: si vas a atacarme cuando me muestro más frágil.  Y si lo harás solamente, para salvar tu culo. O si lo harás porque yo,  tampoco soy de tu linaje.

Día 16, December. «Si vas a abrazarte al mar»

Imagen de Teresa Salvador "Fábulas" en Flickr
Imagen de Teresa Salvador «Fábulas» en Flickr

Si vas a abrazarte al mar, debes rendirte azul. Si deseas fundirte con la lluvia, habitarás el agua. Si aspiras a ser beso,  cerrarás los ojos, y serás primero labios. Si crees en los sueños, irás a por ellos. Si el amor en otra piel, lo sueñas auténtico y  lo besas como el labio, lo nutres como el agua, lo amas, con la libertad del ancho mar,  azul inmensidad, podrás tenerlo. Pero si solamente construyes una torre con naipes y el suelo que la alza, es de barro…

Si acaso estás besando, al amor verdadero con los labios, que pronuncian mentiras o pretendes tocarlo con los dedos que cuentas fracasos…

Si llevas un disfraz, que trata de ocultar tu estampa de hombre triste y ni siquiera tú, te amas…

Piensa, un ángel está mirando. Caerá el frío Diciembre sobre ti y sus primeras ventiscas, harán volar tus naipes. Su nieve caerá,  reinando sobre el barro. Se vestirá su invierno de largo y te dejará sin máscaras, desnudo tu disfraz a la intemperie. Tu piel retomará la sed de los caminos. Querrás huir de todo y nada, será  tu andanza el cansancio, Tu corazón de naipes, la senda que trazaste con las mismas manos de haber abrazado el mar, siendo el cartón mojado de una torre de naipes.

Fue lo que sucedió cuando llegó aquel Diciembre. Cuando tú, hombre de naipes, desapareciste y yo lloré tanto y tanto que, al fin, pude diluirme y ahora soy mujer de lluvia.

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Día 15, December. «Respirarte y no estar»

Personas lluvia 14Respirarte y no estar o respirarme… Y volver a volar. Volar de vientos y arrogancias. Volar, de volar en calma. Y no volver a ese “ser y no ser” perpetuo y Shakesperiano que se repite y no cesa cuando regresas tú…. Respirar, descansar de ti en el aire. Pausarme y pausarte. No soñar, ni soñarte. No quererte en el olor de mi sueño, ni de mi duda, ni de mi duelo. No encontrarme con tu nombre a las puertas de mi alma. No quererte ya deseo, ya ni eso quiero vivo. Has sido y me has vencido. Y yo, que nada busco que no pueda encontrar, quiero seguir siendo como la avena silvestre. Quiero volar y hasta después de ti: ser como la avena  silvestre, que busca amor de verdad en la espiga de la vida y del amar. En mi sueño ya me has roto mil veces. De pecados y de ausencias, has quebrado mi nombre. Qué cansancio me sigues provocando…

Regresas porque eres, como un sueño rapaz. Un sueño vigilia y desespero, que no se deja soñar. Me quiero libre de ti.

¡Libre, libre, libre!

Porque me duele la luz de invierno detrás de tus pupilas. Porque me duele la triste estampa que arrastras y esa piel que te vestiste para acudir al amor.

El amor es sólo vida… El amor, ¡Es sólo vida! Entonces sí, te hace libre.

Maldita sea, si esa que tú llamas «libertad»; sólo ha servido para vestir mi piel de nieve… Y yo, que había ido para besarte y hablarte de mi amor y tú,  sólo supiste: temblarme el corazón, huir del fuego y de la hoganza, llover en mí de palabras que como el aire y el viento volaron sobre mi rostro.

Me quiero libre de ti: ¡Libre, libre, libre!

30 de Diciembre de 2013

“Cuaderno de Equilibrio” Inédito

Día 14, December. «En esta habitación»

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Soñar…

En esta habitación no es Diciembre. No es en este nido. No en este corazón. Sueño, en este insomnio que no es Diciembre. Tengo una habitación con vistas a la luna. Una jaula dentro de un gorrión. Tengo un gorrión dormido sobre el pecho. Sueña que sólo vive de mi calor.  ¡Vuela, vuela gorrión, qué fuera no es Diciembre! Debes huir de esta habitación.

Tengo una madre que es pan de Diciembre y una canción que rompe el corazón. “Ese amor era cosa de locos”_ dice madre. “La mentira, la huida; no caben en el alma de Diciembre”_ dice madre.

«Por eso, aquí ya nunca será Diciembre»_ le digo yo. No cabe la mentira en esta habitación. 

¡Despierta gorrión!

¡Vuela, vuela! ¡Qué fuera no es Diciembre!

Tengo una habitación con vistas al blanco y a la luna.   

Tengo dentro un gorrión que ha visto nacer el sol.

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*Imágenes obtenidas de la red

Día 11, December. «Dejaré de escribirte»

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Dejaré de escribirte y tú: dejarás de ansiar mi verbo. Te caerás del basto insomnio, del mundo al otro lado del océano y sólo serás tu propio territorio con amor de trincheras. Ya nadie te tejerá una espera. Nadie te escribirá una piel para poemas; una historia sin historia o un final de decadencia. Una ausencia o su falta de nobleza. Nadie. Ya nadie te escribirá. Yo, dejaré de fragmentarte y tú: dejarás de ser mi duelo. Dejarás de andar día tras día en mi recuerdo, multiplicando por dos mi verdadera edad. Dejarás tu andar de cauce en mis memorias. Dejarás de ser mis sombras, dejarás mi persistencia. Pero sobre todo: dejarás de contemplarme resumida en esta jaula de palabras.

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Día 5, December. «Las cosas buenas y sus ojos»

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Todas las cosas buenas alguien decidió un día pintarlas de azul. El mar, el cielo, la sangre de los reyes, las plumas de los pájaros del paraíso, el vestido de la cenicienta transformada en doncella, los ojos de los querubines, el príncipe que ha de rescatar a cualquier mujer, los pitufos, la habitación de un niño que todavía no ha nacido. A partir de ahora quiero que tus ganas de verme sean azules, y que tus miedos y tus esperanzas ya no sean verdes nunca más, sino también azules. Lo único que no quiero que cambie su color son la pasión y tus ojos.

La pasión la necesito roja, como la lava, como la sangre, como todas las cosas que nunca pueden quedarse quietas. Y tus ojos, los quiero negros, como la noche, como la muerte, como todas las cosas que nos llenan de inquietantes silencios.

 «Un mar de azul» Fragmento de: «La hora bruja» de Silvia Manzana

 Día 5, December. “Las cosas buenas y sus ojos”

Hoy es el día 5 de este insólito diciembre y ayer fueron sus ojos.
Hay un principio, un prolegómeno en sus ojos. Y hay veces; en que sus ojos me miran como si se quisieran atreverse  a mí, pero después sus gestos nunca le acompañan.  Lleva una leyenda abierta tras los ojos. Una sombra, una duda , un equilibrio. Una ternura añil, que parece ser proclamada como en primera persona detrás de toda esa rudeza con que se adorna y se ofrece y en la que tantas veces yo, me aflijo.
Vive una literatura entera tras sus ojos. Una, que no sé si alguna vez aprenderé a leer o a transcribir. Porque en sus hay ojos una ciclotimia y lo vivo de la herida tras la angustia. El niño por la culpa de la angustia. Pero por encima de eso, existe un sus ojos un todo, un «víveme» , un ángel y un motivo.

Un precipicio, al margen de la primera noche que vi encendidos sus ojos.

Ahora escribo esto porque sé que él no me lee y ni siquiera sabe que estoy tratando de huir del hombre, para salvarme solísima en este tercer diciembre. Es mucho mejor así, a pesar de sus ojos de ayer y de que tal vez  ya no esté a tiempo ni para intentarlo, ni para huir de sus ojos.

Hay un paradigma y un secreto en ellos. El alma del preludio. La tez de la nobleza. La exactitud arrolladora del principio del vértigo. Y a mí,  me va inquietando todo ese fuego sobre fuego.  Ese abismo del negro sobre el negro  y el mundo de duales que abarcan sus pestañas.

Hay un territorio oscuro, casi virgen, puro. Una patria tan libre como herida,  que el mundo no comprende y yo:  anhelo recorrer. Pero sobre eso, en sus ojos hay un camino, un sentimiento fino y un vestigio. Y ese precipicio hacia el instinto. Ese principio de él…

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Deciros que hoy me ha ido muy bien en el Slam de Hospitalet.  Y que a estas alturas, me sé una mujer valiente. Consecuente con lo que decido.  Soy: esta soledad que ahora elijo para caminar mi fuerza y mi equilibrio.
Seguiré en el avance por este febril diciembre, salvándome del mundo a toda costa, a pesar de sus ojos y el calor que desprende este instinto…

Este principio o precipicio de él.