Volver al sur

De niña, jamás imaginé que viviría en una gran ciudad. En un mundo de cemento y gentes con mucha prisa, perdiendo a veces la alegría al ritmo de la vida. 

Yo me soñaba ¡llena de Andalucía! Inundada por el olor a tierra, a mar y a flores flotando en el aire. Rodeada de campos y limoneros, de horizontes de olivares, de espigas de trigo dorándose a sol y viento, para entregarnos el regalo más preciado en forma de pan de pueblo. 

Quería caminos hacia la sierra, sendas de rocieros, guitarras rompiendo el silencio y un mundo de niños, risas, juegos, para acurrucarme al final del día, en las horas tiernas de las manos de mi abuela, en el abrazo grande de su pecho, en sus besos y en sus ojos que conocían tanto el mundo.

Vuelvo al Sur… Al olor de los jazmines prendidos al pelo, al color de los geranios y los patios encalados, al rumor de olivos y almendros, perennes en los ecos del tiempo.

A la tierra de mis ancestros, tan amable a la sonrisa y al paso humano.

Vuelvo a la niña del aire, al rubor de su alegría, a la que podía volar en sueños a cualquier lugar menos al sol.  “Imagínate, con lo que arde al medio día en nuestro patio, lo que debe ser allí en lo alto del cielo”, me decía ella entre risas. 

Jamás viajamos al sol en nuestros juegos.  A la luna y a la noche ¡sí! y al estreno de la aurora, como en un cuento de fábulas, pero al sol nunca…

Vuelvo al Sur de mis raíces, al cantar de mis recuerdos…

¡A los labios caramelo!

Alpujarra Granadina en Órgiva
Playa de Nerja

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Publicado por

mayde molina

Escritura, Espiritualidad. Medicina Tradicional China

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