La voz de las mujeres

«Un verbo en femenino»
«LA VOZ DE LAS MUJERES» 
INANNA*
Y yo que nunca he sido maestra, sino rama del sauce y de la aurora.
Que he venido a esta Tierra para narrar su historia. Tan solo porque vivo
en la memoria de los hombres, que me han visto la tez desangelada y la
esperanza muda.
Yo, que ya no soy un «Yo» sino un anhelo, que a veces vuelo en alas de la
noche y caigo y me recojo. Renazco desde el lodo más profundo y rompo
entre los versos, las ruinas de una vida sostenida, en mis antiguos credos…
Yo, que respiro y no me basta el aire.
Ni siquiera del huracán el aullido, ¡me basta!
Me prendo en el silencio; leo a través de mi historia y sé, que aunque mil
veces me rompan, voy a seguir siendo la de la niña de jade en la aurora.
La del amor angelado, salvado en cofres de Oro blanco.
Y antes que de la rémora y la noche, me nutro de los broches y las voces
de los tiempos, las cunas y los ritmos del tesón.
Y lo hago porque aún CREO y me CREO, le sigo siendo fiel a esta de mi
piel que sobrevive ¡Mujer! ¡Me sobrevive! A tientas y no en vano,
despierto, día tras día, en llamas y en peligro de extinción.
Yo, qué de la vida vengo y hacia la vida voy, ¡a ríos!
Pues la amo inmensamente y a día de hoy; llevo el pecho abierto, de
tanto amanecerme en brazos de la sombra y a sombras contra el viento,
he ido eclosionado y solo SOY la voz de un verbo antiguo.
Un verbo en femenino.
La voz de las mujeres, la fe de los ancestros, el son de los latidos
que aún viven en mí.
Y si soy la que llora, también nado en mi llanto como el Delfín azul,
navega por sus noches oceánicas y se desvive en trinos, para nacer de su
cántico ¡libre SER…! Y libre, ¡VIVIRSE!
Y tú, que dices Luz y no me dices: ¡Ven!
¿Dónde entonces la luz?
¿Cuántas veces la has visto cómo llega…?
Avanza tan despacio, te palpa, te desgarra, te huye, te persigue…
Una y otra y otra vez.
Liviana y tan hermosa, se viste con mi piel—la de la entraña—rotunda en
su equilibrio, se danza en la belleza del sueño que amanece, en el pecho
de mi desnuda loba en llamas.
Y llega, me inocula, se nombra en mis memorias. Se anuncia en la
mañana, renace como Inanna* del lodo más profundo hacia la vida y
simplemente dicta:

La luz, tu luz, eres tú.
La primigenia impronta.
La vida en tus arterias, tu tiento, el verso abierto, tus flancos, tus
misterios…
Tu útero sangrando. Los tantos intentos en vano,
de hallar justo al maestro, mientras no podías ver,
que «el maestro», tú, para tu Ser ya eras.
Tú, para tu sueño ¡tangible y tan precioso!
Tu vida contra el buque del tiempo, tu alma del lamento,
tus cofres del tesoro.
Aquellos que salvaste y perdiste tantas veces.
Tu paz y tu equilibrio
en el latido perpetuo de Diosa Universal.
Las manos sobre el vientre umbilical.
La hebra, que trepa y al corazón asciende.
Esa, ¡La LUZ!
Que también vino a ser, los tiempos en la sombra…
Y ahora, justo ahora, en esta voz que vives cuando hablas
en este amor que callas y te nombra,
también eres la Luz
alumbrando ese mundo
que no te deja ser, ni tampoco te honra:
En tu mujer de Voz
En tu mujer de Amor
En tu mujer de Auroras

Inanna (Innin) Diosa

Era la diosa del amor y de la guerra, de la  naturaleza y de la fecundidad, prolongación de la tradición de las antiguas  «diosas madres» neolíticas , fue la protagonista de mitos tan arquetípicos como el del «descenso a los infiernos»

Como otras muchas diosas cuyo nombre significa «Reina del Cielo», tiene muchos nombres que representan algunos de sus poderes y atributos , su poder y su gloria a la cabeza del Panteón sumerio

Templo en Zabalam. Protectora de Uruk (Erech). Asociada con la estrella del alba (el planeta Venus).

Se la identificaba con la diosa griega Afrodita y  Astarté fenicia. En algunas tradiciones era  hija de Anu y Ki (la tierra), y en otras de Sim y Ningal (la luna).Tenía  7 templos en Sumeria, aunque el mayor estaba en Uruk, el  E.Ana.

 Su consorte fue Dumuzi (Semidios y héroe de Uruk). El templo de Eanna en Uruk, está dedicado a ella y a Anu.

Otros nombres de Inanna :  Innin, Innini.

Nin-me-sar-ra, «Lady of Myriad Offices»

Ninsianna  como personificación del planeta Venus 

Nin.an.na, Reina del Cielo.

Nu-ugiganna, Hierodula celestial

Usunzianna, Excelsa Vaca del Cielo 

¡Quédate en casa!_Día 3o_ Estoy estudiando el alma de las flores…

Flor del manzano silvestre
Crab apple en el Sistema floral del Dr.Bach

Imagen de Teresa Salvador, Fábulas en Flickr

Estoy estudiando el alma de las flores…

Yo sé, que alguna vez he vivido un amor que no era un buen amor. Que era o parecía un río enardecido. Un amor pequeñito, con un sendero tibio y olor a tallo verde. Y, sin embargo, pequeño como era, llegaba como una inmensa ola arrasadora. Como una bendita primavera que se desborda en la sangre.
Y siempre, casi siempre, era un principio en derroche, en presencia, en detalles…
Después pasaban los días o los meses, y a veces, ese amor pequeñito, sentía volarse libre a otros parajes. Volarse, aún no sé, tal vez presuntuoso, sabiéndose certero de haberlo dado todo.

Volaba y me dejaba sumida en aquel hueco de su ausencia. Mirando hacia mi vértigo o mi miedo, sintiendo mi dolor y mis propias carencias. Recordando entre llantos, su tacto, su enigma, su misterio, sus porqués y por dónde se habrá esfumado en el aire. 

Recuerdo que volaba, ¡Sí! y se llevaba sus alas y alguna que otra pluma de las mías. Después llegaba el ciclo en que todo enmudecía por un tiempo. Y ya no era su voz, ni su brisa temprana blanqueando mis mañanas.

Me he engañado a mí misma, tantas veces con amores finitos y pequeños; con quereres que simplemente eran principio en tallo verde y derroche… Que ahora por fin, ya puedo constatar: que el amor, si es del “bueno” perdura con el tiempo y vive en las estaciones. Que hace falta un verano, un otoño, un invierno… Tal vez, hasta un confinamiento antes de que la impaciencia en la espera quiera hablarte de abril, de lluvias, de loca primavera corriendo por la sangre.
Ahora sé, porque así lo siento: que el amor que es Amor no requiere de esfuerzo. Que es inmenso en sí mismo y atraviesa los tiempos, las millas, los miedos, los silencios y hasta los continentes. Que vive en el presente y el ahora. No busca firmemente una certeza, no necesita una prueba o una señal de amor. Está vivo en el gesto, en la voz, en las pupilas. No se oculta, no calla, ni tan siquiera perece, cuando algo le asusta. Simplemente respira y florece y te ayuda a florecer en ti y en él. Se sabe llama viva y te mantiene vivo entre sus propias ascuas, porque del fuego vino y fuego siempre será.

He aprendido a sentirlo así mismo; como un amor a mi Aire de Fuego, Tierra y Agua. Como esa Madre Gaia real y tan fructífera que cada día que pasa, te nutre más y más. Como una noble madera del roble al que me abrazo, o como el metal precioso que siempre supe, que no puede oxidarse a la intemperie. Así lo siento, así es, así sea y será…Y ¿Sabes por qué?

Porque ese Fuego, esa Agua, esa Tierra o Madera y hasta ese Metal, simplemente SOY YO y ERES TÚ.

Yo, en mi mujer completa y elemental. Yo, en mi mujer chamana que despierta a la vida, más viva, en este encierro. Yo, cuando al fin puedo ver que ya NADA me falta porque lo tengo TODO. Que me Tengo y me Soy y me he estado intentando, cada uno de los días de este confinamiento: un verbo fiel y perenne a lo que mi sueño ama. Por eso, justa ahora, he vuelto a estudiar el alma de las flores… Para beber de su esencia más pura, cual medicina sagrada que sana al propio corazón de sus temores.

¡Libre, mi corazón de selva! Eternamente verde y libre de aquel viejo patrón del miedo y la carencia.

Han vuelto a venir a mi memoria las frases de mi hermosa madre-abuela María: “Si algo no es para ti, déjalo volar. Y al amor pequeñito ¡Déjalo que se vaya, niña mía!”

Eso repito y reafirmo, leyéndome despacio en el alma de las flores. Y lo he hecho, solamente, por un amor sencillo hacia mí misma. Porque a través de las flores he estado aprehendido a deshojarme. A sanarme, a habitarme, a vivir en el agua, en la calma, en la noble esperanza de un presente mejor.
Y cuando por fin llegue mañana el final de este encierro, cuando salga a la calle y el silencio del aire aún se palpe, sabré: que todo valió la pena. Que esto ha sido un regalo del cielo para mí y que el alma de las flores me trajo al corazón el mantra y la canción de amor para una nueva vida perenne en el AHORA.

Y entonces sentiré que el miedo es solo blanco, igual que las primeras nieves. Tan blanco y tan blandito que ya podré tocarlo, mirarlo muy valiente a los ojos con toda la certeza de este mundo y descalza, muy descalza de armas y batallas. Seré capaz de abrazarlo y de fundirme con él, sanando en mí la herida que lo trajo a mis días.

Y sabes por qué…

Porque en el amor a mí misma que he estado trabajando y bebiendo en este encierro, he estado poseyendo:

El cofre del tesoro entre mis manos.

Lotus-Loto
del sistema Flores de California
Imagen de la red
Diosa Lakshmi
Imagen de mi amigo Sandeep Sharma