La semilla de la flor independiente

      La semilla de la flor independiente había decidido ser una flor libre. 
Un día, sintió las alas del viento y voló con él más allá del jardín. No quería ser regada por nadie. Ella amaba la lluvia, la bondad de la tierra que la hizo florecer plena en su esencia. 

      Era una flor solitaria, pero también única y muy especial. Lejos de sus hermanas, de la contención segura de los muros del jardín, un sueño de primavera se abría para ella: al fin era una flor libre, mecida por la hierba, hija del sol y la vida, valiente e instintiva como ninguna. 
Seguramente, alguien le hubiese reprochado que era demasiado egoísta. Pero eso no le importaba, porque ella sería, mientras viviese, todo lo que quisiese Ser.  
Al fin y al cabo, sabía muy bien que había nacido para romper las reglas y no vivir limitada por el acomodado mundo del jardín. 

      La flor de la semilla independiente veía cada día amanecer desde un lugar privilegiado. Estaba sola, sí. Pero en sus pétalos vivían las gotas del rocío y al llegar el ocaso, justo antes de irse a dormir, honraba al viento, agradecida, por haberla transportado en aquel largo viaje.  Segura de sí misma, sabía que tenía un gran tesoro para ofrecer al mundo. Uno, que aún vivía latente en el interior de su cáliz: 
      la vida primigenia de muchas otras semillas, que un día volarían lejos 
      de allí para ser también libres.  
 

¡Quédate en casa!_día 23_Cuento neo a-romántico

Flor de Nottingham con abeja

En primavera …

Wendy solo quiere ser maga. Gardenia en flor bajo las nubes, polvo de hadas y risas de aire, volando entre Peter y las luces del nuevo horizonte que muy pronto se levantará frente a sus alas. Ya no quiere coserle más la sombra en la espalda, ni oír hablar de «Nunca Más» y mucho menos, del maléfico capitán Garfio.

Gardenia en flor

¡La cuentacuentos es ella, no él! ¡La maga, es ella y no él! Y está dispuesta a borrarle de un plumazo, como no se calle y se quede quietecito de una vez.

Peter, compungido, se cose la sombra y la boca él solito, a espaldas de la aurora. No quiere volver a defraudarla con falsos tesoros, o con promesas hechas de niebla, o con lo que fueran solamente alas de mimbre para Wendy…

Desde las flores; Campanilla aplaude su acierto con la esperanza incierta, de que la primavera los sostenga en el mismo sueño-cuento. Sin rombos y siempre apto para mujeres-niña- cuentacuentos y hombres-niño-duendes, que sepan aún vivir en un mundo real y lleno de esperanza.

Al amanecer: el rojo.

Siempre el mismo rojo instante, de un nuevo Sol naciente dando color al destino de un cuento diferente. Porque la primavera ya ha estallado fuera, mientras Wendy y Peter están cada uno en su casa, exactamente como nosotros.

Por la ventana, la vida se abre camino. Brillando mágicamente un equinoccio agradecido que, tras eones infinitos de tiempo, empezó sin nosotros.

Wendy, cumpliendo con su noble oficio, está escribiendo muchísimo y se siente bastante feliz en este encierro, a pesar de que en su quietud, no deja de preguntarse: si Peter sabrá cómo reinventarse… Y estar quieto y calladito, dejando allí fuera el país de Nunca Jamás, a los niños perdidos y al Capitán Garfio. Se pregunta, si Peter encontrará las fuerzas para volar hacia dentro sombrita y boca cosida. Siendo simple silencio y reencuentro consigo mismo. Espejo donde Wendy podrá contemplarse, cuando abran las puertas de las casas y ambos vuelvan a ser:

la nueva y floreciente primavera…

¡Qué nos estará esperando a todos!

Flores en Nottingham

Versión en catalán

A la primavera …

La Wendy només vol ser maga. Gardènia en flor sota els núvols, pols de fades i rialles d’aire, volant entre en Peter i els llums del nou horitzó que molt aviat s’aixecarà davant les seves ales. Ja no vol cosir-li més l’ombra a l’esquena, ni sentir parlar de «Mai Més» i molt menys, del malèfic capità Garfi.

La conta contes és ella, no ell! La maga, és ella i no ell! I està disposada a esborrar-lo d’un cop de ploma, com no es quedi ben quietet i es calli d’una vegada.

En Peter, compungit, es cus l’ombra i la boca ell solet a esquenes de l’aurora. No vol tornar a defraudar-la amb falsos tresors, o amb promeses fetes de boira, o amb el que fossin només ales de vímet per la Wendy .

Des de les flors…

Campaneta aplaudeix el seu encert amb l’esperança incerta; que la primavera els sostingui en el mateix somni-conte sense rombes i sempre apte per a dones-nena- conta contes i homes-nen-follets, que sàpiguen encara viure en un món real i ple d’esperança.

A l’alba: el vermell. Sempre el mateix vermell instant d’un nou Sol naixent, donant color al destí d’un conte diferent. Perquè la primavera ja ha esclatat fora, mentre la Wendy i en Peter estan cadascú a casa, exactament com nosaltres.

Per la finestra, la vida s’obre camí. Brillant màgicament un equinocci agraït que,després d’eons infinits de temps, va començar sense nosaltres.

La Wendy, complint amb el seu noble ofici, està escrivint moltíssim i es sent prou feliç en aquest confinament, tot i que, en la seva quietud no deixa de preguntar-se: si en Peter sabrà com reinventar-se. Romandre quietíssim i calladet, deixant allà fora el país de Mai Més, als nens perduts i al Capità Garfi. Si en Peter trobarà les forces per volar cap a dins seu, ombreta i boca cosida, essent només silenci i retrobament amb ell mateix. Mirall en què la Wendy podrà contemplar-se quan obrin les portes de les cases i tots dos puguin tornar a ser:

la nova i florent primavera…

 Que ja ens estarà esperant a tots!

Imagen «Monet» de Teresa Salvador, «Fábulas» en Flickr