Amaneceres en el Guinardó
En este otoño Isla el cielo es un regalo
Un sol naciente despierta día tras día
borrándole las sombras
a la ciudad dormida
Respira un nuevo aire en la mañana
que viste de Diciembre este año febril
Un día más deambularemos
antes del toque de queda
Trabajo, rutina, soledad
Y tú,
al otro lado del océano
inmenso amado mar de India
Yo sé que hay un mañana
la tierra lo sostiene
lo abraza a nuestro azul
Los árboles desnudos
saben que somos uno
La oscuridad temprana
reúne las palabras
dos idioma en uno
tus labios con los míos
serán marea y llama
un día en Rishikesh
Los versos son de piel como la vida
Danzando el alma al aire
faltan caricias de agua en la ciudad vencida
Un último «Te amo» ha sido pronunciado
antes de regresar al mundo de los sueños
En él, viajamos por un bosque milenario
somos dos ciervos enlazados
a espaldas de los hombres
de tu ciudad y la mía
Somos el corazón alado
la voz de Venus y el sueño
que hoy escribo al despertar
para tu nombre
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