No estar del todo cuerdo y amar el canto y el verso por puro compromiso con tu sueño. Y sentir el delirio de que no es que estés loco porque andes huyendo de las formas constrictas. Porque vivas en prosa y te sueñes bien lejos del colapso constante con los días opacos, rutinarios y cuervos, en que sientes que mueres entre jaulas. Porque sabes muy bien que te quieren: ¡doblada! Que te esperan sin rima y sin riesgo de ti. Resignada ante ellos: los amos de tu futuro liso y medido. Y te espetan voraces a ser lo consensuado; a tenerte tenaz, comprometida, conforme con tu capa de lana-corderita. Sin daga para ellos, sin palabras rebeldes, sin miradas que sueñen, sin alma de leona.
Pero un día, te atreves a mirarlos sin miedo y te pones tu manto de «resistencia» porque ya queda menos. Te vistes con la esgrima de currante sensata y ofreces lo que puedes, pero no lo que esperan, pero no lo que eres… Y dos o tres veces al año, miras hacia atrás ¡qué ya tienes edad para balances! Y comprendes… ¡qué todo es un perfecto sin sentido! Y yo soy otro yo y no el de aquella. Soy mi voz y mi tiempo ¡Libre de la esgrima! Y le llamo poema al dolor escanciado, cuando estar medio muerto es mirar hacia ellos con ojos de borrego y demasiada lluvia sobre la lana. Porque hay una estación que me desgarra el alma si no puedo salirme de la jaula… Y ya sé donde crece la rama en medio del desierto, donde vuelan los pájaros, resucitan mis muertos y mis lágrimas… ¡Mis lágrimas son agua que el corazón emana para no arderme en llamas!
Y te lloras a solas, pero resistes digna como nadie y vuelas cuando acaba tu jornada para llegar a tu hogar, a tu casita digna de ser roble y tormenta y te quitas la capa, corres las cortinas, enciendes una vela y te quemas la herida… ¡Sacudes las cenizas, las sombras de otro día, lo que otros dictaron para ti!
¡Nada cabe en tu noche, porque tu noche es tuya! Y el futuro es ahora y mi alma en derroche y sin jaula. Y mi dogma «soy yo» repleta de errores o de puentes tendidos y de sueños que imploro al dios de los cautivos. Y volveré a ser la rama y aunque llueva mi canto sobre mojado, os diré: «soy esta»… la que arriesga el poema y soy todo lo que llevo vivido por dentro. ¡Qué vale más una sola noche de amor que veinte años bajo el yugo-proyecto de los otros!
Y ya avanza la noche, me avecina otra aurora. Habré dormido poco, por haberme vivido demasiado despierta. El café y una ducha templada entramarán a mi cuerpo cada anhelo. Y con mi dócil capa de cordera, empezaré otra mañana a gusto de «ellos» porque ya queda poco…
Porque ya falta nada.Porque ya tengo fuerzas. ¡Porque ya tengo alas! Porque ya tengo edad para arriesgarlo: ¡TODO!
Es cierto lo que dices que: «nada cabe en tu noche porque tu noche es tuya…»
Un abrazo.
Me gustaMe gusta