Final de mi bitácora “Días de Diciembre”, porque ahora sí es Navidad y todo ha sido escrito. Hemos sobrevivido: la niña de la cueva y yo.
Lo confieso. Una vez; hubo un “él” que me dejó y dejó que lo dejara, para siempre, en Diciembre y no hubo más Navidad en dos años.
Pero siempre supe que soy libre. Que el ave, por ser ave: emigra a otro horizonte y no compite. Que las cenizas también son necesarias, porque el fuego lo salva o lo sana todo. El corazón es el fuego. La medicina china, me ha enseñado: el corazón es el Emperador de todos los órganos del cuerpo humano. El Emperador y al mismo tiempo el Reino. Y por supuesto, el “Shen” o espíritu humano viven en el corazón.
Cada vez que me hieran, volveré a él; mi reino. Volaré, porque yo tengo cometas de emergencia. Volveré a ser la sangre del ave y ya nunca más hablaré de la “mujer de aire”, porque ella quiso desaparecer detrás de aquel diciembre.
25 de Diciembre. Al fin, ahora Sí es Navidad.
A pesar de que corren tiempos muy difíciles, es Navidad. La vida, a cada instante se proclama competitiva. Los que te quieren, también te hieren. A veces, precisamente, lo hacen porque te muestras más frágil. He tratado de ser fuerte este Diciembre, aun así Diciembre siempre es Diciembre…
Me dicen que mi padre tiene cáncer (que no parece muy grave, pero es cáncer) Me dicen que el hijo de un gran amigo también tiene cáncer (y aún no sabemos hasta qué punto es grave…) Me he mostrado herida y desconcertada, ausente y frágil. He pasado algunas noches apenas sin dormir nada, y me han vuelto a morder en el mismo sitio de siempre…
Aprendo, que sigo cohabitando en la inocencia. Que creo firmemente en la bondad del corazón humano. Pero ahora la vida es compulsiva y el mundo parece una jauría hasta en lo cotidianamente humano. A veces, nos devoramos los unos a los otros sin sentido. Muerdes: para que no te muerdan. Nadie valora el daño causado o si era precisamente, “ese”, el momento oportuno. Si justo ese día, era necesario atacar por el miedo a no poder salvar tu propio culo.
Pero yo siempre me salvo. Vivo constatándolo herida, tras herida. Me salvo y aprendo que a fin de cuentas el corazón acaba prefiriendo a los de su linaje. Los que son como él y aman o viven la nobleza por instinto de supervivencia o por pura cordura.
Volaré cada vez que me hieran. Regresaré de las cenizas y ocuparé de nuevo mi único territorio: el aire y la sangre.
He aprendido a gestionar mis propios duelos. Sigo sin llevar coraza, consciente de que así me van a seguir hiriendo cuando me muestre más frágil.
Pero ahora mírame, porque hoy es Navidad. Mírame y mira también dentro de ti: están haciendo contigo justo lo que quieren… Querrán separarte de mí, que ya no pertenezcas a los de mi linaje.
Mira dentro de ti, porque ahora es Navidad y el mundo una jauría hasta en lo cotidianamente humano.
Mírate y dime: si vas a atacarme cuando me muestro más frágil. Y si lo harás solamente, para salvar tu culo. O si lo harás porque yo, tampoco soy de tu linaje.
Quizás porque es Navidad, somos así y hasta un poco más débiles.
Un abrazo.
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