Escribir nuevamente el adiós necesario.
Con los pies, con las manos,
con tu nombre.
Olvidar el reproche
el cómo y el cuándo.
El por qué.
Saber que no has de volver
cuando te muerdan los dedos
tus soledades.
Reescribir mi verdad y pronunciarme.
Con mi voz, con mis labios, con mi nombre.
Y decirte un adiós tan sencillo
que nunca me duela.
No esperar a que pase el invierno,
ni a que brote la tierra
que me prenda de nuevo
a la rama del árbol.
Renacer del silencio,
de la piel del letargo.
Ahora,
en este preciso instante.
Pronunciando un adiós tan sencillo
que te borre sin llanto de mí.
Publicado en: «Mujer de aire»
http://mujerdeaire.blogspot.com.es/2012/03/un-adios-tan-sencillo.html
Es un bonito poema.
Un abrazo.
Me gustaMe gusta