Día 5, December. «Las cosas buenas y sus ojos»

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Todas las cosas buenas alguien decidió un día pintarlas de azul. El mar, el cielo, la sangre de los reyes, las plumas de los pájaros del paraíso, el vestido de la cenicienta transformada en doncella, los ojos de los querubines, el príncipe que ha de rescatar a cualquier mujer, los pitufos, la habitación de un niño que todavía no ha nacido. A partir de ahora quiero que tus ganas de verme sean azules, y que tus miedos y tus esperanzas ya no sean verdes nunca más, sino también azules. Lo único que no quiero que cambie su color son la pasión y tus ojos.

La pasión la necesito roja, como la lava, como la sangre, como todas las cosas que nunca pueden quedarse quietas. Y tus ojos, los quiero negros, como la noche, como la muerte, como todas las cosas que nos llenan de inquietantes silencios.

 «Un mar de azul» Fragmento de: «La hora bruja» de Silvia Manzana

 Día 5, December. “Las cosas buenas y sus ojos”

Hoy es el día 5 de este insólito diciembre y ayer fueron sus ojos.
Hay un principio, un prolegómeno en sus ojos. Y hay veces; en que sus ojos me miran como si se quisieran atreverse  a mí, pero después sus gestos nunca le acompañan.  Lleva una leyenda abierta tras los ojos. Una sombra, una duda , un equilibrio. Una ternura añil, que parece ser proclamada como en primera persona detrás de toda esa rudeza con que se adorna y se ofrece y en la que tantas veces yo, me aflijo.
Vive una literatura entera tras sus ojos. Una, que no sé si alguna vez aprenderé a leer o a transcribir. Porque en sus hay ojos una ciclotimia y lo vivo de la herida tras la angustia. El niño por la culpa de la angustia. Pero por encima de eso, existe un sus ojos un todo, un «víveme» , un ángel y un motivo.

Un precipicio, al margen de la primera noche que vi encendidos sus ojos.

Ahora escribo esto porque sé que él no me lee y ni siquiera sabe que estoy tratando de huir del hombre, para salvarme solísima en este tercer diciembre. Es mucho mejor así, a pesar de sus ojos de ayer y de que tal vez  ya no esté a tiempo ni para intentarlo, ni para huir de sus ojos.

Hay un paradigma y un secreto en ellos. El alma del preludio. La tez de la nobleza. La exactitud arrolladora del principio del vértigo. Y a mí,  me va inquietando todo ese fuego sobre fuego.  Ese abismo del negro sobre el negro  y el mundo de duales que abarcan sus pestañas.

Hay un territorio oscuro, casi virgen, puro. Una patria tan libre como herida,  que el mundo no comprende y yo:  anhelo recorrer. Pero sobre eso, en sus ojos hay un camino, un sentimiento fino y un vestigio. Y ese precipicio hacia el instinto. Ese principio de él…

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Deciros que hoy me ha ido muy bien en el Slam de Hospitalet.  Y que a estas alturas, me sé una mujer valiente. Consecuente con lo que decido.  Soy: esta soledad que ahora elijo para caminar mi fuerza y mi equilibrio.
Seguiré en el avance por este febril diciembre, salvándome del mundo a toda costa, a pesar de sus ojos y el calor que desprende este instinto…

Este principio o precipicio de él.

Publicado por

mayde molina

Escritura, Espiritualidad. Medicina Tradicional China

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