Un poema de Marwan de su libro: “La triste historia de tu cuerpo sobre el mío”
Casi
Un álbum de cromos inacabado.
El gol que no marcó Pelé.
Una noche de ensueño que acaba sin un te llamaré.
La flor exacta de un cactus.
Mirar el mar a través del cristal.
Que coincidan con el tuyo cuatro
De los cinco números de la lotería.
Una playa artificial.
Escribir la palabra todo
y tirar de la cadena para que al final
nos quedara la palabra casi.
En eso consistió nuestra historia.
Día 2, December
No volveré a escribir tu nombre. Sólo sé que es Diciembre y voy a sobrevivir.
Esta es “La triste historia de tu cuerpo sobre el mío” o mejor podríamos decir:
“La triste historia de tu amor sobre el mío”
Cuando empieza un amor, se nos concede un ángel. Así es.
Justo cuando empieza una historia de amor, tenemos a nuestro lado un ángel. Él es quien «abre la puerta» al amor. Quien muestra las paredes de la casa; si quedaron humedades, o algún que otro desperfecto tras la estancia del último huésped. Es el ángel el que conduce al amor para mostrarle bien todos los rincones. Le enseña dónde se encuentran los puntos frágiles; en qué lugar quedaron daños y cómo ahí, precisamente por eso, debe ser más delicado y entrar con más suavidad en ese nuevo corazón.
Y así es como las paredes del corazón de cada uno de los amantes, son «mostradas» al amor por el ángel para que todo empiece mejor.
En nuestra historia de amor, tuvimos solamente un ángel ciego. Un ángel tan ciego como el propio amor.
En nuestra historia de amor: el ángel fui yo.
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